domingo, 25 de julio de 2010

En Toronto activistas contra la pobreza son perseguidos con apoyo de ciudadanos soplones

Alfredo Saavedra

Resultó inaceptable para el gobierno de Canadá la reacción de los sectores representados en las demostraciones de repudio a la conferencia de los G-20, realizada a principios de este mes en la ciudad de Toronto. Demostraciones que degeneraron en actos de violencia por un grupo de anarquistas que a su vez se sintió provocado por las extremas medidas de la policía que comprendieron restricciones consideradas inconstitucionales por entidades de derechos civiles.

Como corolario de los sucesos que al degenerar en disturbios echaron a perder el prestigio de la conferencia, el gobierno conservador, que sirvió de anfitrión para la realización de la cumbre, dio su respaldo para que la policía abriera una campaña de persecución que comprendió la incitación a la población para ayudar al arresto de participantes en las manifestaciones contra la reunión de los G-20.

De esa forma se puso en práctica el oprobioso método de denuncia ejecutado por las dictaduras y por los estados totalitarios que en el pasado reciente fue tan criticado por la “democracia occidental” y condenado como repulsiva forma de involucrar a los ciudadanos en obligaciones que competen en forma exclusiva a las instituciones de policía. La soplonería o “chivateo” han sido considerados como las más despreciables formas de delación, contrapuestas a los principios de libertad que son de tanto alarde en la sociedad norteamericana.

En los años de la posguerra, con la incubación de la llamada Guerra Fría, en los Estados Unidos la delación fue puntal de los proyectos gubernamentales de persecución anticomunista. Con la presente instigación de la policía en Canadá, luego de más de 50 años de la denominada “cacería de brujas” como política represiva estadounidense, las cosas parecen no haber cambiado en servicio de una democracia funcional.
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A finales de la semana, la prensa de Toronto desplegó en grandes espacios las declaraciones de la policía congratulándose de la “positiva respuesta” del público al prestar su colaboración para la captura de sindicados alborotadores, cuyas fotografías fueron publicadas en los mismos periódicos. La historia nefasta de las delaciones en los regímenes totalitarios se repite de forma ominosa, pero lo que en términos convencionales en la modernidad tendría que ser motivo de vergüenza, para el sistema capitalista canadiense es una expresión de alto grado de civismo y no es remoto que los más destacados soplones reciban una condecoración del estado.

Se ufana la policía de haber recibido miles de llamadas y denuncias por diversos medios para la captura de las personas enlistadas. Entre esas personas se encuentra Kelly Rose Pflug-Back, una muchacha de 21 años que ha participado en la Liga Contra la Pobreza. También fue capturado por las denuncias del público, el prometido de Kelly Rose, el activista Julian Ichin, ambos con antecedentes como proveedores de habitación y alimentos para gente con necesidad. También a través de la organización Sentido de Seguridad, han suministrado ayuda legal para gente que no dispone de recursos económicos.

Se produjo también, con la “colaboración” del público, la captura del director de la Coalición contra la Pobreza, John Clarke, un hombre de 56 años, conocido por su activismo en la defensa de los pobres y quien participó en las demostraciones contra la reunión de los G-20.

El jefe de policía Gary Giroux, dijo a la prensa que la colaboración del público para el arresto de unas 80 personas había sido “significativa” pues la institución recibió 17.000 fotografías y 550 vídeos, identificando a la gente requerida para su captura. Un semanario dijo que eso demostraba la capacidad del público para ayudar en la denuncia y captura de los sindicados y un ejemplo de “alto espíritu ciudadano”.

Por su parte el abogado de varios de los capturados, Mike Leitold, del Movimiento del Comité de Defensa de La Ley en Ontario, dijo que las capturas habían sido políticamente motivadas. ¿Sería con esa campaña de la policía que el gobierno quiso tomar revancha por la humillación de hacerle fracasar la publicidad de la cumbre?


La Quinta Pata, 25 – 07 – 10

La Quinta Pata

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