domingo, 18 de julio de 2010

La jueza de peluche

Julio Rudman

Se llama Marta Covella y es Jueza de Paz de General Pico, La Pampa. Aunque, de ser coherente con sus declaraciones, debería ser Ministro de Guerra del Reino de Dios. Declaró, muy suelta de lengua, que no iba a celebrar casamientos entre personas del mismo sexo, pese a que la ley se lo exige. Le pasará el laburito a un colega suyo.

Generoso país este que un día te hace descorchar espumante y al siguiente te baña en lodo.

Imbuida de una lógica prejurásica, la Martita dijo que, como ella es cristiana evangélica, obedece primero a las leyes bíblicas y luego a las terrenales. Es decir, está choreando el puesto. Hasta donde me acuerdo que me enseñaron, un juez de paz, civil, penal, comercial, laboral, administrativo y anche futbolístico, se dedica a aplicar las leyes, las de aquí no las celestiales, en los entuertos que se le someten. No conozco, no conocía, casos que se dediquen a aplicar otras leyes que sean superiores para la vida cotidiana en un país le-gal-men-te constituido.

Para completar el exabrupto, Martita agregó, en tono confesional, que la Biblia enseña a distinguir blanco de negro. Y que el casamiento homosexual es negro. Además de ser carne de diván, Martita espera una cartita del INADI, espero.

Enterado, a su vez, de las declaraciones de Eric Tauber, vocero de prensa de las hermanas Fuerzas Armadas de EE. UU., en el sentido de que las tropas que nuestra madre patria envía a Costa Rica, país raro, sin fuerzas armadas pobrecitos, digo que dijo que llevaban en sus buques de guerra, helicópteros, tanques y demás chiches bélicos, ositos de peluche para repartir a la población.

Entonces, propongo como gesto humanitario universal, que por Decreto de Necedad (no hay error de tipeo) y Urgencia, se designe a Marta Covello, voluntaria argentina para integrar esas fuerzas de salud y amor por el prójimo, llevando ejemplares de la Biblia, en cuya portada rece (chiste fácil): Sonríe, Obama te ama.

Nosotros nos sacamos de encima una cavernícola y ayudamos al Tío Barack a justificar su Nobel.

La Quinta Pata, 17 – 07 – 10

La Quinta Pata

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