Beto Lanatti
Empecemos por calificar de hipócrita la propuesta de la oposición tendiente a restituir el 82% y la movilidad a las prestaciones previsionales.
Hipocresía demagógica y perversa que ignora la historia del sistema previsional argentino y se inscribe en una visión contributiva del sistema.
Esta oposición, que no duda en confrontar discursivamente con frases hechas del tipo “la plata de los jubilados”, está integrada por quienes fueron funcionarios de gobiernos que convirtieron la movilidad y el 82% en un mito inalcanzable.
Haciendo un poco de historia, es ineludible plantear en este debate que la relación del 82% del haber jubilatorio con el salario del trabajador activo y la movilidad de esa retribución, adecuada a los incrementos remunerativos, fue una medida tomada por Arturo Frondizi en 1958.
Ya a mediados de la década del ’60, la crítica situación de las cajas previsionales provocó el abandono progresivo e inexorable de ese cálculo previsional.
En 1986, el entonces presidente Raúl Alfonsín, mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia, declaró la emergencia del sistema previsional, redujo los haberes de los jubilados, incrementó los aportes de los trabajadores y suspendió la ejecución de sentencias judiciales.
La siniestra dupla Menem-Cavallo terminó por destruir el sistema previsional, convirtiendo a este en un régimen propio de una aseguradora de retiros, minimizando al límite la responsabilidad del Estado de garantizar prestaciones dignas tal como lo establece el artículo 14 bis de nuestra Constitución Nacional.
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