domingo, 18 de julio de 2010

La trampa opositora

Beto Lanatti

Empecemos por calificar de hipócrita la propuesta de la oposición tendiente a restituir el 82% y la movilidad a las prestaciones previsionales.

Hipocresía demagógica y perversa que ignora la historia del sistema previsional argentino y se inscribe en una visión contributiva del sistema.

Esta oposición, que no duda en confrontar discursivamente con frases hechas del tipo “la plata de los jubilados”, está integrada por quienes fueron funcionarios de gobiernos que convirtieron la movilidad y el 82% en un mito inalcanzable.

Haciendo un poco de historia, es ineludible plantear en este debate que la relación del 82% del haber jubilatorio con el salario del trabajador activo y la movilidad de esa retribución, adecuada a los incrementos remunerativos, fue una medida tomada por Arturo Frondizi en 1958.

Ya a mediados de la década del ’60, la crítica situación de las cajas previsionales provocó el abandono progresivo e inexorable de ese cálculo previsional.

En 1986, el entonces presidente Raúl Alfonsín, mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia, declaró la emergencia del sistema previsional, redujo los haberes de los jubilados, incrementó los aportes de los trabajadores y suspendió la ejecución de sentencias judiciales.

La siniestra dupla Menem-Cavallo terminó por destruir el sistema previsional, convirtiendo a este en un régimen propio de una aseguradora de retiros, minimizando al límite la responsabilidad del Estado de garantizar prestaciones dignas tal como lo establece el artículo 14 bis de nuestra Constitución Nacional.
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Por si fuera poco, siete años después, el gobierno de la Alianza redujo un 13% los haberes jubilatorios.

Visto de este modo cabe preguntarse ¿qué persigue la oposición desempolvando un principio que ellos mismos se encargaron de aniquilar?

La respuesta concurre en el mismo sentido que las políticas que esta misma oposición aplicó en la destrucción sistemática del régimen previsional: desfinanciar la ANSeS, volver a mediano plazo a los recortes en las jubilaciones y retornar al sistema de capitalización, es decir, al negociado de las AFJP.

Pero hay más: desfinanciar los fondos previsionales implicaría, también, abandonar la Asignación Universal por Hijo, lo que reduciría enormemente el consumo de pasta base y el juego en los términos deseados por el senador Ernesto Sanz.

Descapitalizar el sistema de esta manera impone retornar a un sistema contributivo (accede al beneficio solo el que aporta) que igualmente entrará en crisis a corto plazo, por sobre la decisión del actual gobierno de universalizar las prestaciones ampliando la cobertura a casi el 90% de los trabajadores pasivos.

Río de Palabras, 15 – 07 – 10

La Quinta Pata

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