M. Luz Gómez
Indignante es escuchar por ahí voces que tildan de autoritarios aquellos gobiernos que han sabido abrirse camino con políticas populares que se alejan bastante de la espantosa demagogia a la que se ha pretendido acostumbrar a pueblos centro y sur americanos. ¿Qué entiende esta gente de dictadores, autoritarismos o absolutismos? Porque si de autoritarismo se habla no solo basta con mencionar la terrible historia de golpes de Estado del siglo pasado para taparle la boca a cualquiera sino también algunos ejemplos más actuales.
Para memoria del lector vale mencionar algunos hechos: 2002, golpe mediático, el presidente venezolano Chávez es temporalmente derrocado y secuestrado por militares desleales por considerársele `dictatorial´, cosa ilógica ya que desde 1998 y hasta el momento lleva ganadas 14 elecciones democráticas y legitimadas por el pueblo. 2004, golpe de Estado en Haití para derrocar al presidente democrático Aristide luego de varias intervenciones estadounidenses y francesas. 2008, intento de sabotaje al referendo del proyecto por una nueva Constitución Política del Estado por parte de grupos opositores al gobierno con el objetivo de deponer al presidente Morales.
Junio 2009, golpe de estado en Honduras contra el gobierno de Zelaya, más de 161 muertos `extralegales´ durante el gobierno de facto de Micheletti y más de 150 personas en el de su continuador, Lobo, convirtiéndose en una de las tasas más altas de asesinatos en el mundo, sin dejar de lado el clima de violencia, el ambiente de represión, y la violación de derechos. Agosto 2009, el gobierno colombiano firma un acuerdo autorizando la instalación de bases militares de EE.UU. en su país siguiendo con las políticas del presidente Uribe a favor del intervencionismo y militarismo norteamericano que ya lleva a cuestas miles de muertes de civiles a manos de estas fuerzas. 2010, intento de golpe de Estado en Ecuador dirigido por grupos opositores al gobierno con el objetivo de destituir y/o asesinar al presidente Correa.
¿Y es que acaso estos hechos no son los verdaderamente autoritarios? De todos, el último demostró algo que pocos esperaban ya que fue ejemplo innegable no solo de que el maldito vicio que tiene la derecha conservadora de recurrir a la violación de toda instancia democrática que escape de sus manos está vigente, sino también de que el pueblo ya conoce esos trucos, está aprendiendo a no dejarse avasallar, se levanta defendiendo sus gobiernos, y, tal vez lo más importante, se vale de la integración para todo esto porque no fueron los ecuatorianos los que repudiaron estas prácticas sino el pueblo latinoamericano y eso está bien.
Río de Palabras 32, 21 – 10 – 10
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