Mary Ruiz de Zárate
Duelo entre Mano Amarilla y Buffalo Bill (I)
El duelo famoso
Buffalo Bill, el héroe que encarna a la perfección las virtudes del caballero andante norteamericano de la época, incapaz de una traición – no olvidar, que siempre, los traidores son los indios – acompañaba al general Merrit al frente de los exploradores para perseguir a los cheyennes, y al amanecer del 17 de julio de 1876 salió a rastrear, para ver si los indios habían cruzado o no el río.
Comprobó que no había sido así, pero a su vuelta al puesto de mando de Merrit, hizo contacto con un grupo de pieles rojas, una avanzada del grueso de los guerreros. Estos se hallaban en aquel momento a unos 400 metros delante de él y a unos 200 delante de los indios destacados en la caravana. Figuraba entre los pieles rojas uno que ostentaba el tocado y los símbolos del mando y se comportaba como jefe. Este, al divisar a Buffalo Bill, a quien tenía prácticamente rodeado y al que hubiera liquidado fácilmente, se adelantó y ordenó a sus guerreros que aguantaran el fuego de sus rifles. Buffalo Bill era la presa codiciada para cualquier indio, y ahí estaba. Pero todo jefe Cheyenne tiene su código de honor, a su estilo primitivo, y considera que asesinar a un valiente no es propio de un guerrero. Este debe morir en combate.
De manera que, dirigiéndose a Buffalo Bill, le gritó en su lengua:
- ¡Te conozco, Pa-he-haska! ¡Si quieres pelea, no temas y ven!
El tono en que lanzó el desafío era más de burla que de reto. Los exploradores pawnes, aterrorizados advirtieron a Buffalo Bill:
- ¡Tenga cuidado, coronel Cody, es Mano Amarilla – Yellow Hand!
Efectivamente, se trataba del temible y joven guerrero, hijo del viejo Nariz Colorada, uno de los caciques más poderosos de las tribus cheyennes, famoso por su habilidad con el tomahawk.
Mano Amarilla le propuso batirse con tomahawk o con cuchillo. Buffalo Bill aceptó a tomahawk, en el centro de la distancia que lo separaba del grueso de los pieles rojas.
Mano Amarilla avanzó entonces a galope para situarse en el lugar convenido y desmontar allí para entablar la lucha pactada al arma blanca.
Lo mismo hizo Buffalo Bill, en sentido inverso. Ambos recorrieron unos 50 metros a galope, cuando de pronto, incumpliendo lo pactado, Buffalo Bill se echó a la cara un rifle y le disparó al caballo de mano Amarilla cuando lo tenía bien cerca. Acto seguido, aprovechando que el Cheyenne trataba de salir de debajo de su caballo, se le tiró encima, y con su adiestrada y hábil mano, de un corte, seguido de un rápido tirón, desprendió “el cuero cabelludo” del joven caído. De inmediato, lo degolló, y lanzó sus despojos hacia los jinetes cheyennes que, espantados, volvieron grupas lanzando alaridos de pena. El golpe traicionero de Buffalo Bill había rendido óptimo fruto y produjo el efecto psicológico anhelado. Buffalo Bill se apoderó de las pertenencias del muerto, y cuando llegó con su macabro tropfeo al campamento del general Merrit, le dijo a este:
- Aquí está la primera cabellera por Custer.
Juventud Rebelde, 09 – 04 – 11
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