Ramón Ábalo
"...Probablemente el mayor rendimiento de nuestras inversiones de ayuda militar proviene del adiestramiento de oficiales seleccionados y de especialistas claves en nuestras escuelas militares y sus centros de adiestramiento en Estados Unidos y ultramar. Estos estudiantes son seleccionados cuidadosamente por sus países para convertirse en instructores cuando regresen a ellos. Son los líderes del futuro, los hombres que dispondrán de la pericia y la impartirán a sus fuerzas armadas. No es necesario que me detenga a explicar el valor que tiene el disponer en cargos de dirección de hombres con un conocimiento de primera mano de cómo los norteamericanos actúan y piensan. Para nosotros no tiene precio hacernos amigos de estos hombres..." Esto fue dicho en 1963 por Robert McNamara, secretario de defensa de John Kennedy. Una década después esa inversión yanqui daba sus réditos: en el 73, el golpe contra Allende y sucesivamente en el resto de Latinoamérica. En el '76, fue la cuota más redituable de esa inversión el territorio argentino, tal como lo afirmara el general genocida Camps (ver Juicios: los patrones de los genocidas ): "En la Argentina recibimos primero la influencia francesa y luego la norteamericana...organizan centros, particularmente EEUU para enseñar los principios antisubversivos...enviaron asesores, instructores..."
Ya en los finales del 70 y comienzos de los 80, juristas de los organismos de DDHH daban cuenta de esta "apreciada" inversión colonialista. Como lo decimos en nuestro libro "El Terrorismo de Estado en Mendoza (1a. edición 1997, capítulo “La doctrina de la Seguridad Nacional”): en un trabajo del Dr. Salvador María Lozada, analiza el aporte que hace en su momento el Padre Joseph Comblin, donde entrelazaba lo latinoamericano y los valores universales. "No es dudoso,” dice Lozada, “que Comblin haya contado con una información y una visión de la América Latina que le ha permitido acertar con los orígenes profundos de esta ideología, que a despecho de su nombre, irradia inseguridad y desnacionalización. Advierte que ella es exógena a nuestros pueblos y ha sido estructurada en los Estados Unidos y se expande a los ejércitos latinoamericanos. Hacia fines de 1975 ya habían recibido instrucciones, según la técnica de Vietnam, nada menos que 71.651 militares latinoamericanos". Una cifra, agregamos, que llegaría a los 90.000 en años posteriores, muchos de ellos enquistados todavía en altos mandos militares de los ejércitos latinoamericanos a 1997.
Leer todo el artículoPor su parte el Dr. Julio José Biaggio, jurista de la Liga, en su trabajo "En torno a la doctrina de la Seguridad Nacional", señala como antecedentes o centros de elaboración de esta ideología a la Escuela superior de guerra de los EEUU, el Acta de la seguridad nacional, la CIA y el Consejo nacional de seguridad. Asimismo, hace referencia a Alberto Menthol Ferré, secretario ejecutivo de laicos del CELAM (Centro de Estudios Latinoamericanos), en su artículo "Sobre la actual ideología de la seguridad nacional" el que dice al respecto: "El estado liberal está en crisis. Se rompe con la filosofía política tradicional de occidente, del estado de derecho, con su clásica división de los tres poderes. Emergen dos nuevos poderes, uno como órgano supremo que define la política y otro que la controla, con poder e intervención sin límites en todos los órganos del estado, instituciones particulares y vida de todos los ciudadanos".
Hurgando más en el fondo de la historia contemporánea, esta doctrina tiene su origen en el colonialismo europeo contra los pueblos africanos donde se produjo uno de los holocaustos más conmovedores. Nos referimos a Argelia, que bajo la férula de la Francia de postguerra fue desangrada a límites de exterminio. Precisamente Genero Arriaga, en su trabajo "Seguridad nacional y política", considera que la doctrina deviene de la llamada doctrina francesa de la contrasubversión – o contra la guerra revolucionaria, según …que forjándose sobre la experiencia de la lucha colonialista en Indochina y Argel, pasa al Pentágono y de ahí a no pocas fuerzas armadas hispanoamericanas".
Y como bien lo afirmó la periodista y escritora francesa Marie-Monique Robin, que prestó una destacada y rica declaración el lunes 7 último en el marco de los juicios a los genocidas aquí en Mendoza, que "el ejército argentino se comportó como una fuerza de ocupación", este concepto a tono con lo que hemos señalado, que para esa doctrina, el enemigo de la nación es el "enemigo interno", que podría ser un militante político popular como un estudiante, un obrero, un comerciante, un médico, o un zapatero.
Lo dijo también Robin: "...estos operativos (las llamadas redadas en Argelia por el Ejército francés) formaban parte de lo que se llama guerra moderna o guerra antisubversiva, que había tenido su inicio en Indochina. Prácticamente se da dentro del territorio en donde el militar considera que su enemigo puede ser cualquier persona, desde un comerciante o profesor hasta un cura o un obrero. Pero también tiene una característica muy particular, y es que la tortura, que siempre ha existido, en Argelia también estuvo presente, pero ya como arma, y aquellos que eran torturados eran luego desaparecidos...Todos estos métodos se repitieron en la Argentina durante la dictadura". Y algo más, según Robin, desde 1959 instructores franceses entrenan a militares argentinos en prácticas antisubversivas, aprovechándose, principalmente, de la fiebre anticomunista y del temor a que esta ideología se extendiera en el mundo en esa época. La diferencia profunda, fundamental, de todos modos, entre aquel genocidio y el argentino, es la de un ejército de ocupación, el francés contra el pueblo argelino, mientras que aquí fue el propio ejército, el que supuestamente, como los demás estamentos de las FFAA, contra su propio pueblo. Claro, ni a aquel ni a este, la diferencia operativa no los deja exentos de ser considerados ejecutores de acciones de lesa humanidad. Pero para las FFAA argentinas el pecado se agrava si, además, queda explícita la sumisión a patrones externos.
La Quinta Pata, 13 – 02 – 11
La Quinta Pata
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