domingo, 13 de marzo de 2011

Juicios: lo que se es y lo que se representa

Ramón Ábalo

Está comprobado que en política no solamente se es lo que se es, sino también lo que se representa. Y si le llevamos el apunte al amigo Aristóteles, que dijo que todo es política en la actividad humana, fácil es concluir que en toda acción humana suele haber una duplicidad que puede ser legítima pero otras no, o al menos tiene todo los condimentos de lo que el término duplicidad significa en el saber suburbano o callejero: el careta, el de la doble cara, el que dice algo y hace otra, traidor, hijo de mala madre, soplón, cana, cabrón, hijo natural, yuta, capanga.

¿Y cuál de las dos caras (o caretas) es la identificatoria real del sujeto? El arte teatral, por ejemplo, desde muy antaño se identifica con un logo que son dos caretas: pero una es la de la comedia y la otra la de la tragedia. Y la política – como todo lo humano – es una mezcla de drama y comedia, que a veces suele culminar en tragedia. Y todo esto viene a cuanto de lo que con toda intensidad se desliza desde las dramáticas testimoniales de las víctimas, como asimismo la pérfida comedia de represores y sus cómplices. Hace tres semanas fue Eugenio París quien dijo de su calvario en las mazmorras de la dictadura. Fue preciso en sus contundentes afirmaciones, como cuando puso en tela de juicio a personajes actuales, especialmente factótums de la política, que tuvieron que ver, en aquellos tiempos, con las prácticas terroristas del estado. No fueron torturadores, no manejaron la picana ni violaron a prisioneras, tampoco fueron componentes de los llamados "grupos de tareas" – aunque algunos sí – ni asesinaron impunemente. Pero desde sus puestos civiles, como en la política, se identificaban ideológicamente con la ultra derecha fascistoide, nazista y franquista, justificando y con apoyaturas concretas, la metodología de la barbarie genocida.

Eugenio París (el Queno para sus amigos) deslizó entre varios nombres, el de Guillermo Amstuz, actual senador provincial por el PJ, viejo militante peronista desde esa ultraderecha en aquellos tiempos. Junto con Amstuz estaban en la misma vereda Pardal, Abhiaggle, Manzano, Roitman, la gorda Mosso, algunos que militaron en la CNU (Concertación Nacional Universitaria), grupo que se acopló a la Triple A y tenían que ver, también, con la Línea Nacional, expresión del mismo olor fascistoide al interior del movimiento. Y como dice Gerónimo Morgante, en su testimonio en nuestro libro Mendoza montonera, en autoría con Hugo De Marinis: "...nunca se acercaron a la Tendencia (NR: Tendencia Revolucionaria, la izquierda del peronismo)... eran tipos espías o informantes...todo lo que pasaba en el ejecutivo lo pasaban a la Legislatura...estuvieron con López Rega. Acá pegaban carteles a favor de López Rega...cuando cae el Brujo ponían carteles ‘la vida por Isabel’...el juicio (contra Martínez Baca) lo manejaron ellos...por un lado el Chango Díaz, el Pato Made, Boris de ATSA...".
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Por su parte, el abogado que fuera gran defensor de los DDHH – ya fallecido – Alfredo “el Gordo” Guevara, en el mismo texto, afirma que "....cuando el gobierno de Martínez Baca, los ataques fueron de la derecha…" En tanto, el Polo Martínez, dirigente de Montoneros y preso de la dictadura y en este mismo texto (Mendoza Montonera) señala que "lo de Ezeiza fue impresionante...y el quilombo que armó López Rega, hijo de puta, y ahí empieza la historia del enfrentamiento [de la Tendencia] con Perón y todo ese sector de la derecha peronista: Osinde, López Rega, Brito Lima, la Isabel, Norma Kennedy...el viejo (Martínez Baca) tenía que ceder un poco porque la presión de los gremios era muy fuerte: ATSA, UOM, UOCRA, vandoristas...el Gordo Mendoza [vicegobernador, puesto por la UOM], que discurseaba con el socialismo nacional, lo tenía que hacer...ellos no se podían quedar atrás. El Gordo Mendoza es puesto por Rucci, provandorista, ese sindicalismo negociador…".

Por efecto transitivo, entonces, la derecha en la que militaba Amstuz, por eso mismo tenía proximidad al lopezrreguismo, sinónimo de las Tres A. Por lo tanto, al menos si no fue miembro activo del terrorismo parapolicial o paramilitar previo al golpe, su representatividad – de la ultraderecha – lo delata.

No somos de caer en el mismo pecado desde la vereda de enfrente. El ultrismo no nos identifica para nada, por lo que tenemos bien presente que la omisión, aquello del "no te metás", "por algo habrá sido", "yo...argentino", que obnubiló en gran parte la conciencia colectiva, adosado al terrorismo de Estado, ahijaron el genocidio. Pero en lo individual, y desde la política, muchos estuvieron al lado mismo de los ejecutores. En política se es lo que se es y también lo que se representa.

Y también en la magistratura (todo es política), como el caso Miret: decía ser un honorable juez pero su representatividad era la de un refinado genocida. Se le acabó. Desde ayer fue destituido como juez por el Consejo de la Magistratura y de hoy en más será un simple reo de lesa humanidad.

La Quinta Pata, 13 – 03 – 11

La Quinta Pata

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