domingo, 6 de marzo de 2011

Negro del palo

Juan Pablo Rojas

La etapa “reconstrucción del contexto” en el juicio a los genocidas en la ciudad de Mendoza adolecía del testimonio de una de las personas que mejor reconstruyó la aplicación del terrorismo de Estado en la provincia. En la esperada declaración del 1º de marzo, Ramón Abalo, periodista, escritor y activo defensor de los derechos humanos, comunicó de forma precisa sus investigaciones acerca del plan sistemático de exterminio que aún se ampara en lo más oscuro de la sociedad.

Tal como lo manifiesta en sus libros “El terrorismo de Estado en Mendoza” y “Mendoza Montonera”, Abalo explicó el funcionamiento del terrorismo de Estado que empezó a aplicarse antes del 24 de marzo de 1976. En ese sentido recordó que la represión se expresaba a través del Comando Antisubversivo de Mendoza (CAM) y del Comando Pio XII, ambos dirigidos por el comodoro Julio César Santuccione, en ese momento jefe de la Policía de Mendoza.

Los acontecimientos que se sucedieron a partir de la interrupción del gobierno de Isabel Martínez fueron interpretados por Ábalo como una intervención del “poder real” (poder económico) que tuvo como brazo armado al ejército y como “subpoder” al poder político. Desde esta lógica explicó la participación civil, de la cual destacó la colaboración de la justicia como un elemento represivo más.

De acuerdo a sus investigaciones, la lista de jueces que estuvieron al frente de la Suprema Corte de la provincia compartiendo y avalando la ideología de la “seguridad nacional” es larga: Antonio del Peral, Rodolfo Galdós, Sergio Moretti, Francisco Madras, Oscar Palero, Benigno Martínez Vázquez, Oscar Hugo Funes, Roberto Uliarte, entre otros. De este último aclaró que actualmente mantiene fuertes vínculos con la familia Vila, que fue funcionario en el Correo Argentino durante los 90 y que aún no pudo asumir como juez de menores, a solicitud de Carlos Menem hace años. También es integrante de la Segunda Cámara del Crimen. Además corroboró y amplió las certezas sobre las complicidades del ex juez Guzzo y de los ex camaristas Otilio Romano y Luis Francisco Miret. En una entrevista personal Miret dio al Negro una explicación “cínica”: “en ese momento nosotros no sabíamos lo que pasaba”.
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Ábalo, miembro de la Liga por los Derechos del Hombre, también brindó a la audiencia un análisis acerca de los elementos del poder político que se mantuvieron cercanos al accionar de las fuerzas armadas, entre ellos Carlos Balter, Juan Carlos Aguinaga, Edgardo Boris y Rodolfo “Chango” Díaz. Desde luego, la empatía con la dictadura y la masacre por parte del Partido Demócrata era orgánica y absoluta.

A su vez develó los nombres de personas que cooperaron con la represión desde el periodismo. Sin dejar de remarcar la expresa colaboración de los dueños de la prensa, señaló la obsecuencia y complicidad de periodistas como Raúl Bragadín (que se uniformó verdeoliva en la redacción el día del golpe), Edgardo Palet (colaborador de los servicios), José Domínguez Palazzini (informante del Batallón 601 del Ejército), Enrique Coll (llevaba “fichas” de sus compañeros) y Giusti.

Como cierre de su valioso testimonio Abalo subrayó la tarea de los organismos de Derechos Humanos en la provincia y resaltó especialmente el trabajo de Martha Rosa Agüero: “Es importante remarcar la fuerza, la decisión y el coraje de los organismos de derechos humanos de Mendoza, al igual que destacar que siempre estuvimos juntos, lo cual ha dado como resultado esta coyuntura.”

Todo un nuevo y valiente aporte del Negro Ábalo, el histórico militante, el siempre vigente periodista. Uno más, en su vasta trayectoria de generosidad y compromiso.

La Quinta Pata, 06 – 03 – 11

La Quinta Pata

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