Juan Pablo Rojas
El incesante uso del pesticida glifosato en la producción agrícola representa un problema grave para el suelo cultivable del país. Este agroquímico relacionado con el cultivo de la soja es proveído mayoritariamente por la firma estadounidense Monsanto y respaldado por un sector diverso vinculado con la hiperrentable exportación del yuyo. Entre los guardianes del Roundup se destacan la embajada de EE.UU., los sectores políticos que abiertamente representan al capital concentrado y los figurones mediáticos de la política devenidos en defensores impolutos de los recursos naturales.
El agroquímico no sólo aniquila las propiedades del suelo fértil sino que llega hasta las napas subterráneas de donde se extrae agua. La Comisión Provincial de Investigación de Contaminantes de Agua de Chaco registró en agosto de 2010, que en la localidad de Las Leonesas en los últimos 10 años aumentaron un 15 por ciento los casos de cáncer en menores de 15 años y se cuadruplicaron las malformaciones en los recién nacidos. Está demostrado además que en otras zonas del Impenetrable el nivel de arsénico es 70 veces superior a lo humanamente admisible.
La voracidad de las multinacionales en la explotación de los recursos en detrimento de su preservación, el crecimiento de nuestra economía y su avance hacia modelos de desarrollo más competitivos son el problema medular que debe afrontar cualquier gobierno donde el neoliberalismo arrasó sin control. Las acciones que desde 2003 se realizan para neutralizar la marcha de estos emprendimientos son insuficientes pero no se puede hablar de un “Estado ausente”. La intención de desalentar el cultivo de soja, la voluntad de investigar la nocividad del pesticida y la decisión de “incrementar la fiscalización ambiental” son expresiones de compromiso.
En medio de esta profunda discusión trazada entre desarrollo económico y cuidado ambiental, afloran con singular oportunismo figuras como Pino Solanas, quien con habilidad de guionista mezcla cuestiones sensibles a cualquier militante popular con un discurso efectista para mostrarse en la otra vereda del oficialismo. Su maniobra cunde y le rinde en su estrategia de ir por lo imposible (la presidencia) para evitar el papelón en lo probable.
La aparición de Solanas en la marcha en contra de la megaminería en Mendoza es parte de su show para la prensa del establishment, único lugar donde hoy gana espacio. Ahí se planta el Pino, donde no se cuestiona la incoherencia de apuntar contra la Barrick Gold y apoyar a los representantes del modelo sojero creado por Monsanto, en esas páginas donde el cianuro es veneno y el glifosato una herramienta, ahí donde no se le recrimina su saludo con Duhalde. Quizá ahí se sienta cómodo, quizá ahora crea que fue la Crisis la que “se cobró dos muertes”.
Río de Palabras, 13 – 03 – 11
1 comentario :
ESTE SEÑOR SE HA CONVERTIDO EN UN PERSONAJE MAS DE LOS TANTOS, SIN EMPRENDER UNA RETIRADA SOBREVIVEN FLOTANDO, TRISTEMENTE.
MUY INTERESANTE EL ARTICULO
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