Agustín Sur
Parodiando el título de aquella novela de García Márquez El amor en tiempos del cólera, los escarceos políticos preelectorales aquí en Mendoza transcurren con el afán de los infinitos candidatos en seducir, por un lado, y con mucha ira - bronca que le dicen - por las miles de trapisondas que tienen que eludir para llegar a destino. Trapisondas que devienen de las mismas filas partidarias, y las más de las veces se dirimen con municiones gruesas.
En el justicialismo, desde los muros propagandísticos asoman las sonrisas de Cazabán, el delfín de Jaque; el Paco Pérez, uno de sus ministros; el Carmona, otro ministro; el Miranda, intendente de Las Heras y presidente del PJ. Por el lado de las huestes radicales, la lista no es menor y las tensiones al interior en las mismas alturas que la de los peronistas: por un lado Cornejo, intendente de Godoy Cruz, medio cobista; Iglesias, el Mula, ex gobernador, algo más incisivo y más duro; Chafí Félix, sureño de San Rafael, coterráneo de Sanz, ambos con altibajos en sus objetivos. Sin peso propio, los gansos, los del peronismo federal y los macristas, apenas si asoman las narices. Pero a todos los unirá el espanto cuando llegue el momento de la rejuntada, porque son como el burro, que lo único que no olvida es donde está el pienso que lo alimentará.
Párrafo aparte merece el Viti Fayad, intendente de la ciudad capital, que se viste de radical desde siempre, lo que no le impide volar en nave propia, por encima de sus correligionarios. Es el crítico más agudo - y también grueso - de sus pares, sin omitir a Cobos desde siempre y, como contraparte, arrojándole flores a la Cristina. Analistas de estas querellas y que pretenden hilar fino, se atreven a forjar un Viti a transitar aquello de "la transversalidad" kirchnerista, amontonar seguidores y hacerle señales verdes a la Casa Rosada.
Los tiempos son dinámicos y los plazos se acortan aunque el calendario todavía marca que después de este otoño, que recién comienza, vendrá el invierno, y de seguido otra primavera, para recién el octubre en el que en un día después el país se dividirá en dos partes, humanamente: los que brincarán de alegría, y otros, los menos, masticarán lágrimas y broncas. Y decimos a propósito se dividirá, porque en la Argentina, la seducción y la ira se instala, claro, por separado, en los que quieren y están construyendo un modelo de país popular y nacional, o sea los de la seducción, del amor, el trabajo y la paz. Y enfrente, los de la ira, la irracionalidad, la voracidad; lo antipopular y antinacional.
La Quinta Pata, 03 – 04 – 11
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