Sergio Peralta
*"Estos hombres de campo ya no luchan para sí, sino por sus hogares y por sus hijos,
para que tengan la seguridad de un futuro de la que ellos carecen.
Estar a su lado en esta hora debería ser la posición de todo argentino".
Dr. Francisco Netri
Si hasta eran responsables cuando la tierra no producía, no importaba la causa, el dueño de los campos siempre tenía razón. A los contratos de explotación de la tierra se le sumaban los de la gente que la cultivaba; entre otras cosas debían comprarle al patrón las herramientas para laborar la tierra, siempre y cuando esa tierra fuera del patrón. Después de la repartija de tierra, producto de, entre otras cosas, la matanza de indios, los dueños de los millones de hectáreas fértiles se podían contar entre muy pocas familias. Los colonos llegados desde Europa y que escapaban a la miseria, se encontraron con una situación parecida de la que venían huyendo, eran explotados pero en tierras lejanas. No es casual entonces que después de vencer los recelos y el individualismo que existía entre los colonos se produjeran las primeras reuniones en busca de una organización que los defendiera del ultraje patronal. El año 1912 fue clave, una producción record en campo, dejó a los arrendatarios con poco y nada en sus manos y llenó los bolsillos de los latifundistas. El 25 de mayo de 1912 en la Sociedad Italiana de Alcorta se reunieron unos 300 agricultores que decretaron el paro por tiempo indeterminado. Nacía la Federación Agraria Argentina. Los trabajadores iniciaron un modelo de protesta que los dueños de la tierra, los gauchipolíticos actuales, copiaron casi 100 años después con el tristemente famoso bloqueo económico al que sometieron al país tras la aparición de la 125.
Una figura clave en ese comienzo fundacional fue Francisco Netri, un abogado italiano que había nacido y estudiado en Italia. Se recibió con las mejores calificaciones y posiblemente siguiendo los afectos viajó a la Argentina. Cuando revalidó su título comenzó a trabajar y a participar activamente de la vida pública de Rosario. Sus dos hermanos Pascual y José - que eran sacerdotes y vinculados con los obreros rurales - lo contactaron para que defendiera a los activistas cuando caían presos.
De ser un respetado abogado pasó a ser un malandra, un diario de la capital incitaba a los estudiantes a que lo colgaran, le quitaron las horas cátedra que tenía desde hacía tiempo y sus defendidos, poco a poco lo fueron dejando de lado.
El 5 de octubre de 1916 mientras caminaba desde su casa a la Federación Agraria Argentina que fundó y de la cual era presidente, un sicario (Carlos Ocampo) lo asesinó de dos tiros en la calle Urquiza. Tenía 43 años, una esposa hermosa y cinco hijos.
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