Milson Salgado
Desde que los traidores te borraron del mapa del paisito no han cambiado tanto las cosas en el mundo. El único argumento serio para probar la existencia de Dios se sigue resolviendo en puntos suspensivos. Las palabras más bellas siguen siendo cinabrio, saudade, aloe, melancolía, pezón, chupamiel y Xilófono. Lucy sigue igual de recatada con sus tetas. La revolución mundial no se la podemos dejar a Dios ahora que los obispos polacos van camino a la santidad.
La familia honorable que pusiste en San Salvador como lo pronosticaste se ha convertido en una jauría de cuervos ingleses, será por eso que la ceguera en tu país cada día más aumenta. ¡El Salvador! Ese eufemismo parido en un hospital de Lazareto o en la Torà judía de mesías cada vez mas aplazados. Los poetas siguen consumiendo ángeles en mal estado y le siguen cantando a los ojos de los bueyes y a los cañaverales en flor.
El socialismo no ha caído como quisieran muchos y campea en el sur con pasos de tortuga pero avanza, que tenga cuidado la liebre y los cuentos que para nada son irreales. Te acuerdas cuando en Chile abordaste al Pintor Mexicano Diego Rivera y te preguntó si habías leído a Carlos Marx, vos un chigüín, un chaval le dijiste que no, el te preguntó por tu edad y vos le contestaste que 18 años y ese era el tiempo que tenías de ser pendejo - te dijo Rivera. Lo mismo hizo Chávez con el presidente Obama con el libro Las venas abiertas de América Latina - perdonando la comparación - y resulta que el presidente del norte de ser pendejo tenía toda la vida y no sé si le alcance el tiempo para lo otro.
Vos en cambio distes tu vida, tu tiempo, tu familia, tus hijitos, tu poesía. Te entregaste como quien se entrega al reino de lo imposible y lo acepta. Por eso te decían pobrecito poeta que era Roque. Hasta el escritor medio hondureño y guanaco Horacio Castellanos Moya te ofendió en su libro El asco, como si fuera gracia limosnear años sabáticos y becas literarias para escribir sandeces.
Te cuento que hoy se está en el poder ¿Valieron tantos muertos? No sé, solamente sé que tus verdugos ocupan oficinas burocráticas y el presidente de voz chillona y de frac impecable, cree como una lección bien digerida de social democracia que el crecimiento es equivalente a la distribución. Es la mano derecha del norte en el istmo. ¡Qué vergüenza para Shafick y para vos que le tenías miedo a su entrega de liturgia! La revolución francesa ya no es un queso roquefort porque la comuna de parís le enderezó el camino con sus mártires, al menos así lo entienden la nueva generación de jóvenes y viejos que han vuelto a las calles. Un vendido ganó el premio Nobel de Literatura, siempre lo dijiste, desde que se lo dieron a Winston Churchill por un libro de bolsillo hasta Vargas Llosa lo merecía con todo y su mal plagio de Euclides Da Cena.
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