Gonzalo Flores Kemec
*Aportes para una discusión sobre el "desarrollo profesional" de los estudiantes y graduados de las ciencias económicas.
Dentro de los contenidos académicos y las propuestas de estudio de los planes de economía y de las ciencias sociales en las universidades nacionales existen grandes objetivos y áreas de desarrollo que, en la inmensa mayoría de los casos, terminan defraudando las expectativas de quienes deciden estudiar tales carreras. Sucede que, luego de ilusionarse con el contenido propuesto, la realidad al interior y al exterior de los claustros (es decir, la realidad de la propia sociedad) termina por hacer añicos las ilusiones originales de los alumnos.
Cuando analizamos en profundidad la naturaleza de tal propuesta, comprobamos que la invitación a "formarse como técnicos para el sector privado y la gestión pública" no solo es aceptada de buen grado por el propio alumnado, sino que también suele ser una fuente importante de motivación a la hora de elegir esa carrera. Entonces, ¿qué sucede en el "ínterin"? ¿Por qué nuestras facultades terminan frustrando al grueso de los estudiantes?
En primer lugar la formación efectiva que el estudiante recibe muestra serias deficiencias para cumplir con los objetivos que el plan de estudios le proponía al comienzo de su carrera. Se da entonces una situación contradictoria que genera que el alumno, a menos que como individuo aislado muestre un grado poco común de interés externo a la academia, indefectiblemente se "conforme" con lo que la universidad le ofrece. Al finalizar sus estudios no contará con los conocimientos básicos para el pleno aprovechamiento profesional que son requeridos en el mundo actual.
Paralelamente, existe una corriente dominante dentro del pensamiento académico que se dedica a repetir fórmulas que en nuestro país y en los grandes centros económicos internacionales demostraron su total y absoluto fracaso. Es lo que denominamos la "escolástica económica". Formación deficiente (por no decir mediocre) y totalmente extraña a la realidad efectiva del mundo contemporáneo: un doble cóctel que asegurará la frustración y el fracaso profesional de los egresados.
Finalmente quisiéramos introducir un tema de estratégica importancia en la discusión del modelo de país que queremos construir. No podrá existir un aprovechamiento completo de los recursos humanos que nuestra universidad produce si tampoco generamos desde allí mismo un pensamiento y una acción comprometidos con el desarrollo de la nación. En esto, la universidad nacional necesita adoptar un perfil militante "agresivo". Una universidad no comprometida con el desarrollo de su pueblo y de su nación, inexorablemente significará un país que no aprovecha al máximo sus capacidades humanas.
*Comisión de Coordinación Institucional - La Gran Makro
Río de Palabras 46, 08 – 05 – 11
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