Marcos Meloni
Nuestra presi, la señora Cristina Fernández de Kirchner, el 25 de mayo cumplirá no sólo 8 años de una línea desmenemizante de nuestro país, sino además de la continuación y profundización del tan conocido modelo que ha puesto a nuestro país a la vanguardia de las democracias latinoamericanas y del mundo. Néstor Kirchner, el presidente que accedió al poder con menos porcentaje de votos en la historia de nuestro país, demostró ser el mandatario mejor preparado para hacerle frente a esa legitimidad mínima producto del abandono de su competidor en la segunda vuelta (ingeniería de la guachada del riojano) y redoblar dichas expectativas.
La enumeración puede ser larga y apasionante. Cada uno de los aciertos y también de los errores que marcaron al gobierno de Néstor y después al de Cristina merecen cientos de análisis pormenorizados, específicos, realizados por personas entendidas que de muy buena fe y otros con no tanta pero al fin con rigor, investigan, opinan, aportan, critican sobre la política nacional. Pero algo que escapa al sentido común es que en realidad esta gestión no sigue los preceptos del sentido común impuesto entre nosotros, entre el vecino, la siempre visitada doña Rosa, el taxista (dueños del sentido común) y los medios que refuerzan mucho de lo que debe decirse como lo obvio. El gobierno de nuestra presidenta está demostrando que sí existe un sentido común pero muy distinto al que estamos acostumbrados, mejor dicho: una nueva configuración de criterios que hacen coherente a cada una de las acciones encabezadas por esta gestión, este proyecto que tiene las redes tendidas a un plazo que no es el inmediato, el de los efectos devastadores.
CFK habla pero también hace, esto va en contra del sentido común pero en realidad es la conducta que ha mantenido desde que asumió. Néstor también. Tanto él como ella supieron ser parte de un pasado golpeado, perseguidos, lastimados. Hoy, casi a ocho años de que comenzara esta nueva Argentina, tomamos la posta de esta construcción colectiva que da visos de fortaleza y de permanente lucha. Que no retrocede y va por más, mucho más.
En este escenario, el 25 de mayo de 2011 pasará a la historia como un hito de nuestra política nacional donde ni siquiera el mismísimo Perón pudo conquistar tanto fervor. El pueblo acompaña y reclama otra política. El pueblo festeja y, aunque todavía no lo diga, tendremos más Cristina.
Río de Palabras 47, 22 – 05 – 11
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