Carlos Benedetto
(*)
Lo del Padre Pato en la Fiesta del Chivo en Malargüe no fue un hecho aislado, sino una demostración de fuerza de un sector de la sociedad, la Iglesia, que sigue marcando la cancha al poder político local en temas que tienen que ver con los crímenes de lesa humanidad, a contrapelo de lo que está pasando en el resto del país.
Aquel día del cercano enero 2011, mientras un grupo de jóvenes artistas daban su recital en presencia del pueblo malargüino y del propio intendente Agulles, el sacerdote católico irrumpió violentamente en el escenario, cortó el show y ordenó que se cantara una cueca “light”, sin contenido anticlerical, “porque acá somos todos católicos” (sic). Los artistas obedecieron, pero a pesar de ello el show fue nuevamente interrumpido por el comité organizador y fueron bajados del escenario.
El intendente estaba allí y nada hizo para impedir lo ocurrido, quizás por temor a una reprimenda por parte de la congregación del Verbo Encarnado, dueña y señora de estos pagos sur-mendocinos.
Ya unos meses antes el mismo mandatario comunal había aceptado sin chistar una imposición del obispado de San Rafael (Malargüe es parte de esa diócesis): un plan de pago de un préstamo que resultó ser un subsidio, pero que por reclamo de una concejal volvió a ser considerado préstamo; el obispado se vio obligado a pagar, pero poniendo él las condiciones. Y no chistó.
Tampoco lo haría cuando, hace apenas un mes, la iglesia local (estrechamente vinculada a la derecha malvinera y específicamente al ex general Mario Benjamín Menéndez) mandaba al intendente a las Islas Malvinas a jugar al rugby y tomar fotos del cementerio argentino para luego propiciar la construcción de una réplica en territorio sur-mendocino. El intendente fue acusado de traidor a la Patria por haber ido allí con visa inglesa, pero todo quedó nuevamente en el olvido.
Tampoco se inmutaría cuando, hace un año, y en ocasión de que el director de la Biblioteca Nacional Horacio González retirara el nombre del escritor antisemita Gustavo Martínez Zuviría de la Hemeroteca a su cargo, en Malargüe alguien reclamaba, en la banca del ciudadano del concejo, que se hiciera lo mismo con la biblioteca parroquial frente al palacio comunal. A un año de ese reclamo esa biblioteca sigue llevando el nombre de Hugo Wast, pseudónimo de Martínez Zuviría. Paralelamente se guardaba en cajones la única biblioteca de derechos humanos que reivindica el nombre de monseñor Jaime De Nevares a iniciativa del mismo grupo de ciudadanos, porque “no hay lugar” en la biblioteca municipal, que sí dispone de espacio físico, pero evidentemente no del otro.
Leer todo el artículoEs que el cristianismo en el sur mendocino no es De Nevares, sino el Verbo Encarnado, congregación a la que pertenece el padre Pato y su jefe el padre Ramiro Sáenz. Los mismos que reúnen a los adolescentes para adoctrinarlos en las bondades del franquismo, para negar los crímenes de lesa humanidad y para decirles, textualmente, “aquí la teoría del big bang y la teoría de la evolución no corren; la única teoría aceptada es la de Adán y Eva” (sic).
Es cierto. Al igual que en la edad media, cuando solo el sacerdote sabía leer y escribir y la única verdad era la que contaba el cura, en Malargüe ocurre algo parecido, y los medios minimizan el problema. Así, atacar a las teorías científicas o desacatar la ley laica es solo “libertad de expresión”; ningunear el tema de los juicios a los represores en San Rafael 2010 suponiendo que esas cosas pasaron “allá lejos y hace tiempo, no acá ni hoy”, eso también es libertad de expresión.
“Los que quieren a Videla, los que no quieren a Videla” Luis Barahona es malargüino nativo, fue militante gremial, fue detenido, desaparecido, torturado, reaparecido, reinsertado en la sociedad y vuelto a echar de su trabajo en tiempos de dictadura. Quien lo detuvo fue un comisario que vive todavía cerca de su casa. Quien lo delató desde la otrora poderosa UOM de Lorenzo Miguel hoy sigue ocupando, como toda su familia, cargos en el ejecutivo municipal. Todo eso fue dicho por el mismo Barahona en el juicio a los represores que se hizo en San Rafael y que marcó para siempre la vida política de esa ciudad… Pero en Malargüe, en nombre de la libertad, “de eso no se habla”. Solo un medio gráfico cubrió el juicio en la ciudad vecina de San Rafael, que incluyó actos de violencia de la iglesia contra testigos y contra el mismo juez Burad. En Malargüe el tema fue severamente ninguneado por la mayoría de la prensa local y solo una concejal y dos periodistas acompañamos a Barahona el 16 de noviembre de 2010 a San Rafael a presenciar la lectura de la sentencia contra cuatro represores y participamos de una marcha callejera que nos recordaba al ´73 por las consignas que se coreaban. Algo estaba cambiando en la calle. En Malargüe, por el contrario, a solo dos meses de ese hecho, el Padre Pato volvía a decirle a todo el mundo “acá la cosa es distinta”, “acá sólo la teoría de Adán y Eva…”
No termina ahí el cambalache siglo XXI: no hace mucho, apenas unas semanas, apareció en circulación una publicación del obispado de San Rafael, a cargo del monseñor Luis María Taussig, quien supuestamente ve al Verbo Encarnado con disgusto. Eso al menos dice a algunos feligreses, algunos de ellos víctimas de la represión que buscan más el consuelo de la iglesia que de la justicia laica. De entre ellos, dos decidieron editar, a nombre del obispado pero en Malargüe, donde hay más plafond, una revista institucional no periódica y de distribución gratuita en la que, obviamente, nada se dice de don Jaime (De Nevares) y menos aún se dice de Luis Barahona.
Pero sí vemos allí un homenaje al padre Francisco Revérberi, homenajeado por sus cuarenta años de servicio en la parroquia de Salto de Las Rosas (San Rafael) y por su condición de cura bueno, de esos que en el pueblo juegan a la pelota con los chiquilines, pero sin decir nada a la gente que ese sacerdote está procesado, desde la finalización de los juicios en San Rafael, por haber asistido espiritualmente a los torturadores y por haber intentado abusar sexualmente de los colimbas en su condición de capellán del ejército.
Revérberi no es miembro del Verbo Encarnado, pero para el caso da igual. De él si se habla, pero ya no del padre Pato censor que no tuvo empacho en decir que no es tan grave violar menores como faltar el respeto a la práctica antinatural del celibato; ni se habla más de Hugo Wast, ni mucho menos de Jaime De Nevares como modelo alternativo a eso.
Concomitantemente, Luis Barahona, histórico afiliado al PJ, sigue odiando a esa iglesia y esperando que le den cabida en una militancia política de la que fue excluido a pesar de su nombre (o quizás gracias a ese nombre, vaya uno a saber). Excluido por los mismos “compañeros” que hace 35 años intentaron excluirlo, pero con otros métodos.
(*) Museólogo, espeleólogo, docente, periodista. Co-fundador de la Biblioteca de la Memoria Jaime De Nevares -
carlos_benedetto@fade.org.arLa Quinta Pata, 22 – 05 – 11
La Quinta Pata
1 comentario :
FE DE ERRATAS: El padre Pato no es del ive.
El obispo de Ran Rafael se llama Eduardo María Y ME RETRACTO DE OTROS ERRORES QUE IMPRUDENTEMENTE PUBLIQUÉ. Don Benedetto
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