Emilio Marín
Cristina Fernández estuvo en México e Italia, en gira oficial. Es su manera de continuar una campaña no declarada. Alfonsín con González Fraga y Duhalde con Das Neves componen una pobre oposición.
La presidenta estuvo en el Distrito Federal y fue recibida con bombos y platillos por Felipe Calderón, así como por empresarios que aprovecharon para trenzar negocios con sus colegas argentinos de la comitiva. Lo de siempre. En estas giras van de la mano la política y los
business (negocios).
Se la vio feliz a la embajadora argentina Patricia Vaca Narvaja. Habrá aprovechado para averiguar si la presidenta tiene para ella funciones políticas en Buenos Aires. Las embajadas tienen ese gusto agridulce: dan algo de brillo a los políticos pero los aleja de las canchas donde quieren jugar.
A CFK se le podrá cuestionar sus reuniones con Carlos Slim Helu, el multimillonario mexicano que supo desbancar a Bill Gates como número 1 de las fortunas en el mundo y dueño entre nosotros de Claro. Claro que esos reproches no los puede hacer Ricardo Alfonsín ni Eduardo Duhalde. Ambos morirían por una foto y un minuto al lado de Slim.
De México la jefa de Estado se tomó el avión hasta Roma, donde fue recibida por el presidente napolitano y el premier Silvio Berlusconi. La visita era para participar de los actos por los 150 años de la unificación de Italia. Con el primero departió por casi una hora y con el segundo almorzó y charló de lo lindo.
Repitiendo lo dicho a los empresarios aztecas, Cristina les pidió a los italianos que inviertan en Argentina. Esos llamados descuentan que bajo su administración no se adoptará ninguna medida nacionalizadora de la telefonía, que lastimaría a Claro y Telecom, esta última en parte de los italianos. Supone también que serán muy beneficiosas inversiones como las de la Fiat, que preside en Buenos Aires Cristiano Rattazzi, menemista de paladar negro.
Leer todo el artículoSería de dudosa utilidad los adelantos de algunas agencias de noticias en el sentido que la televisión pública argentina podría firmar acuerdos con la televisión italiana. Que no sea con la TV privada, cuyo principal propietario es precisamente il cavaliere que las prefiere casi niñas.
Estando en Italia la mandataria aceptó el pedido de entrevista del presidente de Israel, Shimon Peres. Según Héctor Timerman, en esa reunión el israelita habría cuestionado elegantemente la decisión de reconocer a la Autoridad Nacional Palestina como estado independiente. Y la presidenta le habría ratificado esa justa postura.
A propósito, en marcha hacia la próxima Asamblea General de la ONU, para setiembre, son previsibles más presiones del lobby sionista aquí y en el mundo. Su objetivo será bloquear ese reconocimiento mundial de un estado palestino. Será entonces complicada la situación del gobierno argentino.
Mientras Cristina Fernández tenía esa interesante agenda política, diplomática y cultural en el exterior, los candidatos de la oposición volaban bajito.
Mamarrachos del radicalismo
Triunfante de una interna que quedó desierta por la negativa de Julio Cobos y el ingreso a boxes de Ernesto Sanz, Ricardo Alfonsín quedó instalado como el candidato del viejo partido.
El primer fracaso fue no haber podido librar y ganar una interna democrática. Es sabido que los radicales están allí en su salsa, insulsos como son en tantos otros aspectos.
El segundo traspié fue el fracaso en anudar una fórmula compartida con el socialismo "a la violeta" de Hermes Binner, de centroizquierda, que el 25 de mayo de 2008 le abrió la casa de gobierno a los cuatro jinetes de la soja que hacían su mayor acto destituyente en Rosario.
Para salir de esos contrastes, el hijo del ex presidente no tuvo mejor idea que confirmar ayer su alianza con Francisco de Narváez con un lanzamiento público en La Plata. Debe haber pocos políticos tan poco transparentes como "El Colorado". Su victoria en las legislativas de junio de 2009, aliado al macrismo y al peronismo federal, congeló investigaciones sobre su fortuna personal. A Reinaldo Sietecasse le costó su lugar en América TV, solo por un comentario.
"Venimos a unirnos para construir nuevamente la esperanza. Vamos a terminar con esto de que roban pero hacen. Vamos a hacer y no vamos a dejar que se roben ni un solo peso", dijo De Narváez en el acto conjunto en Atenas. Mentaba la soga en casa del ahorcado.
Pero además de esas opacidades, lo que es claro en De Narváez es la alineación política hacia el costado derecho del espectro. A tal punto que Binner se negó a mantener el acuerdo con Alfonsín cuando entró a jugar el colombiano. "Ese es mi límite", puntualizó el santafesino.
El radical no se quedó en esa decisión. En la misma semana anunció que su compañero de fórmula sería Javier González Fraga, el ex presidente del Banco Central durante el cavallo-menemismo y consultor de grandes empresas.
A quienes criticaron esa elección para la fórmula, Alfonsín les espetó: "elegí a González Fraga porque comparto con él una visión de país y porque, a diferencia de la mayoría de los economistas, habla de la pobreza, tiene una gran sensibilidad social. Es un progresista racional, de centro". González Fraga es de centro como lo era Alvaro Alsogaray con la UCeDe.
"Ricardito" quiere atraer cierto voto peronista en Buenos Aires con De Narváez y el del empresariado y clase media alta con el titular del BCRA. Tales sumatorias trasuntan debilidad de la fuerza propia, la UCR. Habrá que ver cuántos creen que esas movidas son fruto de la amplitud y no un amontonamiento originado en la desesperación y la baja intención de voto.
El que no disimula su orfandad es Duhalde, al elegir a Mario Das Neves como candidato a vice. El chubutense, hombre con olor a petróleo, viene de sufrir un bochorno en la elección de su provincia. ¿Qué puede aportarle a la fórmula de los autotitulados pejotistas federales, además de su llegada a empresas petroleras y su rencor hacia los kirchneristas?
Así las cosas el duhaldismo solo piensa en meter algunos legisladores en el Congreso y negociar con Alfonsín su apoyo para la segunda vuelta. Si hay...
El pañuelo no se mancha
Si es por el proselitismo de aquella oposición, el gobierno podría dormirse sobre sus laureles.
Pero haría bien en mantenerse bien despierto, porque a veces hechos ciertos o no que brotan de sus mismos adherentes, ponen en peligro esa caminata casi segura hacia el 23 de octubre.
Un ejemplo lo dio esta semana el caso Sergio Schoklender, que renunció como apoderado de la Fundación de Madres de Plaza de Mayo. Esa salida coincidió con el avance de denuncias políticas y judiciales en su contra, por supuesto fraude al Estado, lavado de dinero y asociación ilícita.
Un año atrás esos cargos habían sido formulados por dos legisladores del partido de Elisa Carrió, ante la Unidad de Investigación Financiera que conduce el correcto José Sbatella.
El hombre se tomó su tiempo, que no fue una eternidad, para analizar denuncias que tomaban de frente al apoderado pero obviamente trataban de agujerear a Hebe de Bonafini y la Asociación de los pañuelos blancos.
Algunos de los muchos denunciantes que se sumaron en cuestión de horas, como Clarín y La Nación, Jorge Lanata, Duhalde y por supuesto la misma Carrió, ya cuantificaron la supuesta estafa con fondos públicos: 300 millones de dólares. No se sabe de dónde sacaron esos números, pero muy orondos ponen esa cifra en letras bien destacadas.
Más allá de las virulentas críticas de ese arco mediático-opositor, lo cierto es que Sbatella elevó la denuncia a la justicia. Y el fiscal Jorge Di Lello le pidió al juez Norberto Oyarbide que tomara una veintena de medidas, entre allanamientos, prohibición de salir del país de Schoklender y otras. Varias de estas providencias están en curso, en una causa que el magistrado admite como "compleja".
Si el ex apoderado es culpable o no de esos delitos, lo dirá tribunales. Por lo pronto el hombre, que al cronista no le cae nada simpático, tuvo la deferencia y buen criterio de ir personalmente a Clarín, a Canal 26 y otros medios a dar la cara y defenderse. Eso habla bien de él.
Lo que es evidente es que la oposición y los enemigos del gobierno le pegan al ex preso para darle a Bonafini, y al atacar a esta, afectar por elevación y enlodar a Néstor Kirchner y la presidenta. Una cosa lleva a la otra.
Uno de los que mejor lo expresó fue Joaquín Morales Solá en "Gaceta Ganadera", el 1/6: "el caso Schoklender es el resultado previsible de un estado arbitrario y de un sistema de conducción, tanto el de los Kirchner como el de Bonafini, que privilegia los gustos personales del jefe".
Como aclararon ministros como Florencio Randazzo y Timerman, la justicia debe ocuparse y en todo caso podría ocurrir que Schoklender haya defraudado a las Madres. Podría. Potencial. No se sabe si el ex apoderado tuvo alguna conducta impropia.
Lo que sí se puede afirmar es que el pañuelo blanco no se mancha, con un decir maradoniano. Y que el gobierno nacional, blanco de toda la cizaña de Clarín y La Nación, no es culpable de haber reivindicado y dado un lugar de importancia a los derechos humanos, y dentro de estos, a las Madres. No hay que ser un lince para darse cuenta que la derecha, los ex represores y los cómplices de la dictadura sangran por esa herida.
La Arena, 05 – 06 – 11
La Quinta Pata
No hay comentarios :
Publicar un comentario