Luis Cañas
El director de La Quinta Pata puso este espacio a mi disposición – en realidad lo creó para mí – y aunque hasta ahora no hice uso de él, a partir de aquí lo haré a mi discreción. En cuanto al tema de estas 15 líneas diré que nada soy y que no tengo ni aspiro a cargo político alguno por lo no me importa que no me vote nadie jamás. Asimismo, no me son necesarias humildad ni hipocresía respecto al voto y a los votantes. Entendido lo anterior, afirmo que el porcentaje de porteños (2 veces), santafesinos y cordobeses que sufragaron en las últimas semanas no me da asco ni pena. Me produce bronca. Una bronca tan revulsiva que hasta impide que me deprima. Solo se ve regresión en la decisión de ese porcentaje que votó; en el mejor de los casos se ve falta de información y de responsabilidad; y en el peor, la ramplonería de la ignorancia. El resultado de esos votos demuestra también la maleabilidad del electorado y su manipulación por los medios empresarios de difusión. Medios que deprecian y mienten en la cara de ese electorado. Más: el resultado demuestra que no les importa a esos electores que les mientan en la cara. Que les da igual que un par de pelandrunes, que se espejan en ellos, no tengan ni idea de un plan de gobierno. O una idea tan clara de la impopularidad de ese plan que mejor no lo confiesan…y los votantes les creen, y los votan. Hoy sé que el consenso sobre la santidad del voto es apenas un simulacro de esto que hoy reverenciamos y llamamos democracia.
(Continuará)
La Quinta Pata, 07 – 08 – 11
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