domingo, 4 de septiembre de 2011

El flautista de Hamelin

Viviana Demaría y José Figueroa

En el año 2000, vinieron 65. El año pasado, llegaron 568. Ya son casi 5.000 los que se vinieron en los últimos diez años. Muchos ya se han radicado. Encuentran en nuestro país lo que les niegan en el suyo. Y siguen llegando…

Morosos los mocosos
La Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras de Chile (SBIF) señala que 370 mil estudiantes deben un total de $ 1.118.179.288.131 (más de un billón ciento dieciocho mil millones de pesos chilenos). Dicha cifra abominable, equivale a casi 2.500 millones de dólares.


Sin embargo, el número total de deudores está incompleto: no incluye a los que aún deben el “Fondo Solidario” creado durante la dictadura para “beneficio” de los estudiantes a -tan sólo- el 2% anual, ni tampoco a los que fueron educados con el “Crédito con Aval del Estado” (CAE) “democráticamente” más abusivo que aquel: 5,6% anual.

En mayo de este año, el entonces ministro de educación Joaquín Lavín envió un proyecto de ley para condonar las multas a los 110.000 “egresados morosos” que estudiaron con aquel “privilegio” de Pinochet, a fin de que pudieran reprogramar la deuda contraída con el estado. Allí señaló “situaciones dramáticas” dando el ejemplo de un “constructor civil”, quien debía 8.600 dólares y pasó a deber 45.500 dólares en concepto de interés punitorio. La deuda total de aquellos egresados llegaba a 650 mil dólares.

En el “capitalismo con rostro humano” de la conversa neoliberal Michelle Bachelet - y luego de no conseguir ahogar con gas lacrimógeno las demandas de los estudiantes secundarios – inventó en el año 2006 un democrático “Crédito con Aval del Estado”. Dicha hipoteca podía devolverse al egresar, en cómodas cuotas durante 15 años. Según el Banco Mundial ese “crédito” ha tenido el mérito de llegar en su mayoría a los dos quintiles de “consumidores” de menores ingresos.

Su contracara, sin embargo, es que en apenas cinco años los estudiantes de esos grupos socioeconómicos más vulnerables, acumularon sobre sus espaldas un endeudamiento agobiante: según datos de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras de Chile, los actuales deudores del CAE ascienden a 207.256. Ellos, le deben a la banca $514.308.000.000. Su equivalente asciende a más de 1.100 millones de dólares. ¿Ya sacó la cuenta?
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Alrededor del 80% del total de estudiantes de todo este diabólico sistema educativo es “moroso”. De los 800 mil estudiantes que pululan por la “industria educativa” solo el 20% está al día con la matrícula. Este porcentaje tiene su colegiatura especialmente en las universidades privadas de élite y desembolsan alrededor de 5 mil millones de dólares cash sin recurrir al “crédito”.

Sin embargo, el “mercado educativo” de Chile tiene una doble cara: los que se endeudan y los que lucran.


Mafias en el Poder
Solo en publicidad las universidades “invierten” anualmente 42 millones de dólares. El marketing está orientado a crear una “marca” y subsidiariamente dar a conocer lo que ofrece. De este modo, cotizan en el mercado además de disputarse a los “clientes”, los que pueden ser alumnos o fondos de inversión.

Diversos cálculos dan a este “mercado” una rentabilidad promedio sobre el 5%. Aunque hay casos de ganancias que alcanzan el 18% de la inversión. Las ganancias puras anuales alcanzan en promedio casi los 20 millones de dólares en algunas entidades, a pesar de que la ley “prohíbe” el lucro. Los mecanismos que han encontrado los “sostenedores” de la educación han sido verdaderamente mafiosos: los dueños crean “sociedades inmobiliarias” que son las que construyen los edificios en las cuales operan las “casas de estudio”. A través del arriendo a precio del mercado, pueden extraer las ganancias…auto alquilándose. Otra forma es la tercerización de servicios (computación, transporte, seguridad, comida, etc.), esto es, empresas que son de propiedad de los dueños que “cobran” por estos servicios a la universidad de la que son…también dueños. Veamos algunos paradigmáticos ejemplos:





Teodoro Ribera Neumann y su padre, fundaron la Universidad Autónoma de Chile (privada). Allí, se desempeñó como rector – y dueño. Aunque suene increíble, este actual ministro de justicia de Chile, ganó (en contra de la ley que debe cumplir y hacer cumplir) 26 millones de dólares en la “industria educativa”, según el informe del Servicio de Información de Educación Superior – SIES - del año 2009. Usó todas las artimañas para evadir la ley que le impedía el “lucro”. Se desempeñó como asesor del ministerio del interior durante la dictadura de Pinochet. Afiliado al partido de derecha Renovación Nacional, fue elegido dos veces como diputado nacional, cargo que dejó en 1998. Fue también asesor de Michelle Bachelet y finalmente nombrado ministro de justicia de Chile por Sebastián Piñera.


Joaquín Lavín Infante. Durante la dictadura de Pinochet y con sólo 26 años, fue designado decano de la facultad de ciencias económicas y administrativas de la Universidad de Concepción. En enero de 1990, el ministerio de educación aprobaba los estatutos de la naciente Universidad del Desarrollo (privada). Entre los cinco fundadores, se encontraba Joaquín Lavín y el actual ministro de la secretaría general de la presidencia, Cristián Larroulet. Como obliga la ley a todas las universidades privadas, la institución funcionaría sin fines de lucro. Pero siguiendo el modus operandi de todas las instituciones privadas de educación superior desde entonces, pronto los cinco fundadores hallaron el mecanismo para evadir las disposiciones legales que prohíben a las corporaciones y fundaciones educativas lucrar con sus utilidades. En agosto de 1991, crearon Inmobiliaria Ainavillo Ltda. A través de esta sociedad, Lavín se transformó en uno de los dueños del edificio que alberga a la casa matriz - entre otros inmuebles - que dicha inmobiliaria le alquila a la universidad “a precio de mercado”. Luego, los socios dieron nacimiento a Inversiones Mobiliarias Trinitarias Ltda., que funcionaría igual que la inmobiliaria, aunque en vez de bienes raíces, su negocio estaría en la adquisición, arriendo y subarriendo de bienes muebles (servicios) también vendidos a la universidad. En 1992 Joaquín Lavín, traspasó sus acciones a Estudios Económicos Ltda. Esta sociedad de inversiones la creó Lavín en 1988 y donde además participan su hermano, su esposa y uno de sus hijos. Desde entonces, la participación de Joaquín Lavín en la Universidad del Desarrollo ha sido a través de esta sociedad, donde posee el 85% de la propiedad. El 11 de marzo de 2010, Sebastián Piñera lo nombró (aunque Ud. no lo crea) ministro de educación, cargo del que fue eyectado por los estudiantes el 18 de julio del corriente pero fue salvado por Piñera, quien lo renombró ministro de planificación. Cristián Larroulet, su otro socio, sigue en el cargo.


Felicidades
Un estudio del Banco Mundial señaló que la cuota que deberán pagar (el estado tiene el derecho de embargo sobre los sueldos y descuenta directamente por planilla) los egresados cuando ya estén trabajando equivaldría, en promedio, al 15% de sus ingresos. Además, el informe señaló que ciertos profesionales podrían tener más problemas para estar al día con el crédito: los veterinarios, agrónomos, psicólogos, arquitectos, periodistas y profesores. Los primeros son los que podrían pagar una mayor cuota: como máximo, el 31% de su sueldo, considerando el nivel de salarios al segundo año después de egresados y un crédito a 20 años plazo. El resto pagaría el 20% de su sueldo como máximo. Otras profesiones, como enfermería y algunas técnicas, destinarían el 10% de su sueldo en promedio.

En otras palabras, el pago del CAE representará un gigantesco impuesto a las remuneraciones. Los "beneficiarios" de hoy tendrán mañana un descuento obligatorio de 7% para salud, un 13% para las AFP, alrededor de un 10% por impuesto a la renta y entre el 31% y el 20% para pagar el CAE. ¿Cómo podrá realizar su proyecto vital alguien con un 40% de su salario desde que se recibe hasta que cumpla 40 años? No se sabe.

La nave insignia del neoliberalismo en América Latina - al que todos debíamos imitar - ha mostrado finalmente su cara más atroz. Primero fue desenmascarada por los estudiantes secundarios en el 2006, cuando cayó el velo “socialista” de Michel Bachelet. Hace seis meses, cuando el movimiento estudiantil impugnó definitivamente el modelo encarnado por Sebastián Piñera donde la educación es una verdadera “industria”: para unos (los más) de tener la mitad de su vida embargada por una deuda, para otros (los menos) de acumular ganancias extraordinarias.







Un lugar para el futuro
“El flautista de Hamelin” es una de esas historias de origen anónimo, que cuenta con por lo menos doce versiones. Su nacimiento se sitúa en Europa alrededor del siglo XIII, momento oscuro y difícil de la humanidad. Como narrativa universal, su permanencia en el tiempo, nos indica que posee un valor intrínseco que es guardar en su interior temas que perduran a través del tiempo y el espacio: en este caso, la justicia y la responsabilidad de los adultos hacia los niños.

Una de sus versiones nos relata que en Hamelin gobernaba una reina avara, al punto que no destinaba ningún recurso para la salubridad de los habitantes de su reino. Cuando los ratones se adueñaron del lugar haciendo imposible la vida en su palacio, recién allí llamó a un joven que tenía fama de reunir a los roedores con una melodía proveniente de una flauta mágica y llevarlos a otro lugar. Hizo un acuerdo con el flautista, él cumplió su parte liberando al reino de la plaga de ratones y cuando fue a buscar la recompensa por su labor, la reina codiciosa lo hizo echar desconociendo su palabra empeñada.

El joven reclamó por aquella injusticia y al no ser escuchado tocó una melodía que convocó a todos los niños del reino y ellos se fueron con él a un lugar lejano dentro de una montaña inalcanzable a los ojos de la reina. Así, Hamelin se transformó en un lugar triste y apagado. Con el paso del tiempo los padres de los niños le reclamaron a la reina insaciable que cumpliese con su parte del trato para que así regresaran los niños y junto con ellos, la alegría.
Dicen que la reina llamó al flautista, reconoció su deuda con él y entonces los niños volvieron al reino trayendo así la esperanza y la felicidad perdidas. A través del flautista, la cultura nos recuerda – con esa persistencia de la que solo ella es capaz – que los avaros, los codiciosos y los displicentes, no son dignos del futuro.

Los que hoy mandan en Chile han demostrado que tampoco.

La Quinta Pata, 04 – 09 – 11

La Quinta Pata

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