domingo, 25 de septiembre de 2011

Memoria

Rolando Lazarte

En estos últimos días he venido llegando a un estado muy particular, como de memoria, de evocación. No es que haya llegado así de repente, porque sí, sino más bien a raíz de recordaciones sucesivas de mi abuelo Chogo, de mi abuela Mamina, de mi tío Ramón, de mamá. Y esto no es que se haya ido produciendo solo a raíz de estas evocaciones, muy profundas, sino que también resulta de un sumergirme en la literatura, cosa que ya viene ocurriendo desde hace muchísimo tiempo. La memoria como que va guardando unos estados de contención y pertenencia, que te resguardan y te protegen de la vanidad del mundo, aún de las rabias y pequeñeces, de los pequeños disgustos de la vida cotidiana, de los vaivenes emocionales derivados de desencuentros de expectativas. De las broncas del tránsito y de las frustraciones de deseos. Ya te vas yendo a ese lugar intocable y es como si nunca te hubieras ido de allí. Las evocaciones de estos seres tan queridos, te llevan a ese lugar intocable, donde estás todo reunido, eres uno con el tiempo, eres la unidad de todo lo que fuiste y lo que sos en este mismo momento, en este mismo instante de esta mañana de setiembre de 2011 en que tu hijo Leonardo cumple años y no sabes cómo volver a saludarlo. Ya lo saludaste dos veces por el Facebook, que se te figura sea como una especie de libro fachero, un libro de los jóvenes de hoy que subrepticiamente algunos dinosaurios visitamos. Feliz cumpleaños, Leo. Papá. Han pasado tantos años, tanta vida ya pasó por vos, por tu piel. Ya estuviste en tantos lugares, que a veces es como que un vértigo, un universo girando, un torbellino, y te admira cuántas cosas ya pasaste en tu vida. La mayor parte buenas, y las otras son el abono de donde nacen las flores que ves por todas partes. Ya no eres joven, te dice el espejo. Pero por dentro eres ese mismo niño que juega con los autitos en el patio o en la acequia, que sale a la vereda a cambiar revistas con los chicos del barrio, que se va a Potrerillos en bicicleta, que sale al parque con sus compañeras y compañeros del Liceo Agrícola porque hoy es 21 de setiembre, día de la primavera, día del estudiante. La memoria te contiene, eres eso, un recuerdo. Un lugar que no cambia, que es siempre el mismo, que contiene toda tu vida, desde el comienzo hasta este mismo segundo en que respiras y oyes los pájaros y ves el cielo clareando diciendo que el día finalmente ya comenzó. Eres memoria. Me moría de ganas de decirlo, aunque más no fuera por el juego de palabras. Juegan las palabras, juegas tú con la vida, la vida es un juego, juega, mi niño, juega.

La Quinta Pata, 25 – 09 – 11

La Quinta Pata

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