domingo, 16 de octubre de 2011

Camila, la joven chilena revolucionaria

Ramón Ábalo

Camila Vallejo tiene 23 años de edad. Mientras su popularidad sube, la del gobierno cae. La prensa del mundo la exalta como líder estudiantil en su patria, pero ha trascendido mucho más allá de las fronteras nacionales. Es llamada, es invitada y ya ha salido para la Argentina, para Brasil y otras latitudes. Una síntesis de las crónicas que la ubican, un mes atrás, en Brasilia, hacen un relato detallado de quien es ya un ícono de la juventud latinoamericana.

Son las seis de la tarde, y las calles de la capital de Brasil están atascadas de personas que retornan al hogar, pero en un auditorio del subsuelo del edificio del congreso, un acto estudiantil ha llegado al punto febril: "¡¡Camila, Camila!!", cantan. Todo el día se han esforzado por avistar a Camila Vallejo, la estudiante universitaria que ha convertido una disputa estudiantil sobre el alto costo de la educación en una revuelta política nacional que ha estremecido y exaltado a los jóvenes latinoamericanos, desde Ciudad de México hasta Puerto Montt. Ahora, Vallejo llevó su primavera chilena de gira y los brasileños no estaban dispuestos a perdérsela. Miles marcharon con ella bajo el abrumador sol hasta las puertas del congreso. La habían seguido hasta el interior del edificio, donde ella expuso ante la comisión de derechos humanos, posó para diversas fotos con legisladores y firmó autógrafos al pasar, dejando una estela de periodistas, fotógrafos y camarógrafos de televisión, donde quiera que fuera. Ahora, que ha subido al escenario, sus seguidores están en estado de excitación. "Guarden los silbidos de lobo para después", sugiere Camila en tono risueño.

Es un recibimiento al que está acostumbrada. Camila Amaranta Vallejo Dowling no es la típica revolucionada. Con suaves ojos verdes, un piercing plateado en la nariz y 63.000 seguidores en facebook, la estudiante, oriunda de Santiago, encuadraría mejor en una pasarela que en las barricadas. Hace un año, Camila era simplemente otra estudiante que vestía atuendo jean en la Universidad de Chile. Sin embargo, a los 23 años, esta especialista en geografía se ha convertido en el rostro más visible de un movimiento político que ha sacudido a la nación más ordenada de Sudamérica, ayudó a empujar por el despeñadero la tasa de aprobación (ahora está en apenas un 22%) del respetado y multimillonario presidente Sebastián Piñera y generó manifestaciones en calzado deportivo a lo largo del hemisferio. Dio vuelta el mapa político del país.

Sirena estudiantil, la bella y la bestia, la flor de la primavera chilena, no hay carencia de metáforas para describir a esta cautivadora y atractiva militante juvenil del Partido Comunista, cuyo llamado a una educación asequible en Chile, ha tenido un eco identificador a lo largo del continente. El movimiento estudiantil es más grande que Vallejo, pero ella es la estrella orientadora de la revuelta de cinco meses que ha enviado a millones a las calles, en la agitación política más grande desde el golpe de estado del 73. Las protestas han paralizado a Santiago, hicieron caer al jefe de policía y expulsaron a un alto burócrata del ministerio de cultura, cuyo mensaje amenazante por twiter pareció salido directamente del manual del fallecido dictador Pinochet. La agitación ha sacudido a Piñera, obligándolo a romper una audaz reforma educativa tras otra.
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La agenda rebelde de Vallejo puede estar constituida por una lista de quejas, desde el llamado eminentemente nacional a aliviar la carga de la deuda estudiantil hasta la exigencia utópica de "educación gratuita para todos". Sin embargo, ha concitado la atención de una estructura política sorda. "Este movimiento quizás no alcance todas sus metas sobre la educación, pero la política chilena nunca será lo mismo", se afirma en los mentideros políticos.

Después que subestimó a los estudiantes, Piñera se apresuró a zanjar las diferencias, ofreciendo mejorar las becas y recortar las tasas de interés de los créditos universitarios. ¿Esas medidas son suficientes? "Esas medidas son buenas, pero no son cambios estructurales", señala Camila, mientras fuma un cigarrillo, lo que es una rara indulgencia en el severo régimen de esta joven rebelde. "Dicen que este es un movimiento contra el gobierno. Queremos cambiar el modelo de desarrollo". Junto a los estudiantes, decenas de miles de padres, como del sector sindical, salieron a las calles a protestar en apoyo a sus hijos y compañeros y expresar que la mayoría está asfixiada por las deudas educativas adquiridas con la banca privada...Decenas de adolescentes la llaman por su nombre y los más audaces le gritan: "¡¡Camila, te amo!!".

"Ella estuvo en el momento correcto, en el lugar correcto y es la persona correcta", dice Marta Lagos del Latinobarómetro. "No da la sensación de que ella esté buscando el estrellato, no sobreactúa, no anda sonriendo, tiene una serie de características que la hacen verse seria, sólida".

"Hay un cansancio mayor que uno carga, como el cansancio mental, el estrés, es como una mochila, porque a nivel mediático, sea cierto o no, se instala la imagen de que eres responsable de todo, de lo bueno y de lo malo", ha declarado Camila, y agrega: "El gobierno es el culpable por negarse a todo. Pedimos permiso para marchar y no lo dan, pedimos educación gratuita y tampoco. ¿Qué pretenden?"

La Quinta Pata, 16 – 10 – 11

La Quinta Pata

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