domingo, 16 de octubre de 2011

Mensaje de la hermana de una desaparecida: “La sentencia y mi madre”

Dora De Marinis

Queridos todos:
Desde aquí, lejos, como siempre, pero con nuestro corazón puesto en esa acción sin fin, acompañándolos, yo pienso en mi madre cuya vida, así como la de todos nosotros, cambió para siempre aquel 4 de junio de 1976; en mi madre, que de ser una esposa y una madre de cinco hijos, un ama de casa más, anónima, normal, pasó a ser la madre de una desaparecida, mi hermana Lila. Mi madre, que pasó a ser el eje de nuestra familia y que levantó las banderas de la lucha por saber primero qué había sido de mi hermana, e inmediatamente, por la verdad. Su incansable y silencioso fatigar pasillos y golpear puertas que nunca se abrieron, su bajísimo perfil, que la volvió casi invisible; pero su fuerza interior, su convicción sobre la inconmensurabilidad de lo que estaba haciendo, ya no por su hija ,sino por todos los que sufrieron como ella, la condujeron inexorablemente hasta esta puerta del hoy que nos permite festejar con generosidad y solidaridad por el triunfo, por una vez, de la verdad, que nos deja avizorar una reparación histórica de la que formamos parte.

Al mismo tiempo nos deja –y debo decirlo , porque es lo que siento y lo que siente mi familia – ese sabor amargo de no haber logrado saber qué pasó con mi hermana, qué le hicieron, donde está. Por qué tantos militares se declararon vergonzosamente enfermos y mi madre con 93 años sana y lúcida, se permitió ser feliz por un momento aunque nuestra causa se hubiera caído por no haber un culpable decorosamente “sano”.

Comparto la admiración y el respeto por la lucha incansable de Alfredo Guevara y de Ángel Bustelo, y sobre todo, admiro y respeto a mi madre, que creció hasta alturas inimaginables desde el dolor y teniendo como arma solo su indeclinable tesón y constancia, su inquebrantable creencia en los más altos valores de la justicia, la solidaridad, la generosidad, siempre silenciosa, siempre humilde y sencilla, pero siempre ahí, donde debía estar.

Nuestro agradecimiento a todos los que nos ayudaron, especialmente a Pablo y Viviana

La Quinta Pata, 16 – 10 – 11

La Quinta Pata

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