Ramón Ábalo
Enterado como ya debe estar Otilio Romano de que el lunes comienza el juicio político en su contra le debe haber amargado su regia (de realeza) estadía en Chile. El jury es en el marco de crímenes de lesa humanidad a consecuencia de más de un centenar de denuncias ante el tribunal oral y público Nº 1 que juzga a culpables de ejecutar el terrorismo de estado.
No estará en el banquillo de los acusados, pero estarán 40 testigos, los miembros del jury de enjuiciamiento, y la ansiedad de sus víctimas, que son la mayoría de los que darán testimonios. Los primeros que declararán son Luz Faingold, Silvia Ontiveros y Haydée Fernández, Rosa Gómez, el abogado Héctor Chávez, como también el actual ministro de la suprema corte de justicia de la provincia, Mario Adaro, que también estará contra Romano. Asimismo, Teresita Llorens, sobrina del que fuera sacerdote José María Llorens. Finalmente, testificarán Antonio Cafiero, ex legislador y ex interventor federal en la provincia durante el gobierno de Isabel Perón, como asimismo el ex juez federal Luis Leiva, amigo de Romano, el ex-procurador general de la nación Nicolás Becerra, más bien funcionario de confianza de Menem. De la misma manera lo hará Juan Carlos Aguinaga, ex-ministro de seguridad de la provincia, y ex-ministro de gobierno durante la dictadura.
Otro pájaro en futura jaula
Otro pájaro al caer es Julio Petra, camarista que dio la libertad, aquí en Mendoza y en San Juan, a represores que ya estaban detenidos como prevención. Muchos de ellos aprovecharon para fugarse, es decir poner pies en polvorosa, como se decía antes cuando un reo en prisión lograba fugarse. No siguió el ejemplo de su amigo Romano y se quedó, con nostalgias de aquellos momentos recientes y felices en que brindaba con champán con su amigo en los restó pub de la pituca Arístides. El Julio dejó de ser camarista por decisión de una fiscalía, un paréntesis previo a ser llevado a juicio. Como sus antecesores, se apresuró a presentar su renuncia para zafar. Y como reflejan esos mismos antecedentes, no les llevaron el apunte – desde la presidencia de la nación – y hoy están en el banquillo. El Petra de hoy ya es un reo que estuviera en contubernio con los crímenes de lesa humanidad.
Carlos Rico, soldado que recibía órdenes
El ex-comisario de la policía de Mendoza, Carlos Rico, acusado de ser partícipe, desde el D2, en las sesiones de torturas y otras vejaciones durante la dictadura, tiene como defensor a Juan Carlos Aguinaga que afirma que su defendido fue lo que fue en el cumplimiento de órdenes que recibía y que obedecía como "buen soldado que era". En su edición del día 10 del corriente, el editorial del diario El Sol es un texto cuyo contenido nos exige reproducirlo: A más de 35 años del golpe militar del 24 de marzo de 1976, sostener que quienes formaron parte del aparato represivo del terrorismo de estado eran soldados y policías que cumplían órdenes, es una manera de justificar secuestros, torturas, abusos sexuales, homicidios y robos de bebés. En el Museo del Holocausto, en Jerusalén, hay una gigantografía que muestra un hombre con un uniforme de la Alemania nazi, apuntándole a una mujer que, en vano, intenta abrazar y proteger a su bebé. La historia confirmará que la escena de esa imagen concluyó con la mujer y con su criatura, ejecutadas. A simple vista, lo que se ve allí es un soldado alemán llevando a cabo un fusilamiento. Y ahí está el error con el que muchos buscan apañarse. Lo que se ve allí no es un soldado, es un asesino. En Argentina ocurrió exactamente lo mismo. Así es.
La Quinta Pata, 13 – 11 – 11
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