Ramón Ábalo
En el interior de un noble animal, el caballo, aunque ficticio, la seducción a la Helena de Esparta por París, príncipe de Troya, fue apetecible atracción para desatar, 800 años AC guerras y maldiciones. El amor, la pasión, son obnubilaciones humanas que suelen llevar a la perdición una vez consumadas, y debilitadas las mieles de la seducción. Seducir es inducir y persuadir, con arte y mañas, a alguien con el fin de modificar o hacerlo adoptar un determinado comportamiento, según la voluntad y los intereses del que seduce. Es lo que dice el diccionario de la Real Academia y seguro que así es.
Cuando se ven y se oyen expresiones del imperio – Hilllary Clinton, secretaria de estado – mejor prepararse. Hace unos días se explayó brutalmente celebrando el asesinato de Khadafi y la masacre de sus seguidores, y en simultáneo satisfacción doble o triple, por la inmediata presencia de los monopolios yanquis para la explotación del petróleo y contribuir a la democratización de Libia. Por eso, cuando Hillary gestiona la entrevista con Barack Obama, cuando dice en diálogo con la presidenta Cristina "sé lo importante que es la relación entre Estados Unidos y Argentina", proponiendo un diálogo continuo entre ambos gobiernos y que se olviden los incidentes pasado, con una relación fuerte y exitosa, lo mejor es ponerse a pensar. Esos incidentes se refieren, seguramente, a aquel grito masivo convertido en bandera de recuperación soberana: "Braden o Perón", la industrialización, la nacionalización del aparato financiero, el monopolio estatal del comercio exterior, los derechos del trabajador, del niño, de los viejos y de los jóvenes. O aquel de siete décadas después: en Mar del Plata que cavó la tumba del ALCA en las mismas barbas del asesino serial George Bush, y entre medio y después, la expulsión del FMI y el BID, las AFJP, Aerolíneas Argentinas, las jubilaciones, las amas de casa, los escolares y los universitarios, la ciencia y los científicos, la reindustrialización, la ley contra los monopolios mediáticos, la comunicación y la libertad de expresión y la difusión de las ideas. La gobernabilidad con la inclusión social de millones de argentinos, fuentes de trabajo, igualdad de posibilidades. Y el odio visceral contra el imperio del 80 por ciento de los argentinos. Por eso, los intereses del imperio han entrado en total contradicción con las demandas de soberanías políticas y alimentarias de nuestros pueblos. No pasarán.
Lenin decía que la tendencia del imperialismo en crisis es hacia la reacción en toda la línea, tendencia visible hoy en las políticas del gobierno norteamericano junto a la agresividad militar. La política de seducción del imperio, entonces, está sugiriendo que habrá presiones a favor de políticas neoliberales y contrarias a los agrupamientos regionales de Latino América (Periódico Propuesta). Y claro, también es abono para la deshilachada oposición y sus mentores mediáticos, para sembrar el camino de la transformación nacional y popular, en una sembradura de espinas. Pero no pasarán.
La Quinta Pata, 13 – 11 – 11
No hay comentarios :
Publicar un comentario