domingo, 29 de abril de 2012

YPF: entregas, huelgas y recuperación

Ramón Ábalo

El golpe militar contra Yrigoyen "tuvo olor a petróleo", y después no fueron pocos los intentos de desprenderse de la ya consolidada compañía estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales, como aquel de Frondizi del ‘58, casi en el mismo instante de haber asumido la presidencia de la nación, a la que accedió gracias a su prédica de la defensa de las riquezas del subsuelo, identificada en primacía por la explotación del petróleo.

Prédica que devenía en letra de molde de su libro Política y Petróleo, decálogo de una política de total soberanía económica. El 14 de julio de 1958 anunció que su gobierno había firmado 13 acuerdos con compañías inglesas y yanquis, para la explotación del petróleo, ¡¡Para qué!! Correligionarios y opositores se quedaron fríos por esta voltereta de 180 grados.
Pero hubo una reacción contundente que se inició aquí en Mendoza. En 1956, un año después del golpe que destituyó a Perón, los gremios, la mayoría, conformaron una multisectorial para luchar por la restitución de sus organizaciones, que habían sido intervenidas. Lo mismo con la CGT. Y ello se consiguió, por lo que al momento de la entrega del petróleo por parte del frondizismo, desde la CGT local se lanzó el grito de alerta, como asimismo desde el SUPE y el gremio de Gas del Estado.

El epicentro de la bronca se conformó en la central obrera, que tenía un secretariado encabezado por Victoriano Palacios, como secretario general, y dirigente de Luz y Fuerza al mismo tiempo. Completaban el secretariado, Carlos Grilli, gastronómico, secretario gremial; Agustín Cuevas, de Gráficos, como secretario de organización; Juan Farías, de la construcción como secretario administrativo; Edgardo Boris, de la sanidad, secret. de acción social, y yo (el Negro Ábalo), como secretario de prensa. En un plenario, al que asistieron la totalidad de los representantes de los gremios, entre ello el de petroleros y de Gas del Estado, se declaró la huelga general en el marco de dichos gremios, en todo el país y por tiempo indeterminado. De inmediato entró a tallar el Plan Conintes, una herramienta que el frondizismo utilizó permanentemente para parar a los bancarios, a los del Frigorífico de la Torre, en Buenos Aires, y este de los petroleros y del gas. La huelga comenzó en noviembre del ‘58, pero ya meses antes comenzó el debate en todos los niveles hasta que se llegó al paro. Como consecuencia del Conintes (Plan de Conmoción Interna del Estado) se aplicó una movilización del ejército y entró en vigencia del código penal de la justicia militar.
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Los secretariados de la CGT y del SUPE y del Gas, entraron en la ilegalidad y a funcionar como dirección los respectivos comités de huelga. Hubo detenciones, los detenidos fueron enviados a los cuarteles y algunos a la Capital Federal e incomunicados en barcos de la marina de guerra. Finalmente, después de más de 60 días de huelga, fue derrotada. Pero se sostuvo fuertemente en algunas zonas, como en Mendoza, destacándose la combatividad de los dirigentes nacionales encabezados por Marcelo Alvarado, que funcionaron en la clandestinidad, y muchos de los obreros movilizados militarmente.

Entre los petroleros se recuerda la hazaña de los compañeros de la destilería de Luján de Cuyo, que estuvo paralizada más de un mes después de que el movimiento, a escala nacional, fue derrotado. Ni los mismos técnicos italianos, que habían levantado las instalaciones y puesto en marcha pudieron vencer la resistencia y el sabotaje de los trabajadores y poner en funcionamiento la destilería.
Fue una de las tantas épicas de las luchas populares que se desarrollaron en nuestro territorio provinciano y que tiran por tierra aquel mito de "la Mendoza conservadora", concepto tan remanido que se desparrama desde las usinas de los sectores del poder.

La Quinta Pata, 29 – 04 – 12

La Quinta Pata

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