Alfredo Saavedra
La semana que ha terminado se significó por la continuación de eventos en el mundo que revelan el deterioro que sufren las naciones poderosas del globo en detrimento de sus sociedades, con perjuicio mayor para las masas de gobernados que se asfixian en medio de las carestías económicas que se manifiestan en mayor grado por la falta de empleo que ha llevado a la desesperación a millones de ciudadanos de esas geografías.
En España continuaron las masivas demostraciones en contra de las medidas de austeridad económicas dictadas por el gobierno de derecha del señor Mariano Rajoy que ha comprometido al país en un adeudamiento del que se asegura no podrá salir en un futuro previsible. La crisis se ha agravado por los altos índices de desempleo que de ir en crecimiento pueden vaticinar una mayor bancarrota para esa nación ibérica.
Demás está enumerar la situación en otros países de la Europa en otros momentos solvente y que se ahogan también en un déficit que demuestra una vez más la crisis del capitalismo que, con los Estados Unidos como su más relevante representativo, también está sumido en problemas que se han hecho más evidentes con la catastrófica caída del dólar, moneda dominante del mundo en el pasado.
Sin embargo, en contraste con esa situación a nivel de naciones, según publicaciones, el número de individuos millonarios ha aumentado en los últimos años, o meses tal vez, ya que así lo revelan estadísticas dadas a conocer por la revista
Forbes, especializada en esa clase de informaciones. Pero no solo para los cuenta-habientes con libretas millonarias y hasta billonarias la situación actual no tiene nada que ver con las penurias. Eso porque mientras la pobreza con todas sus miserias tiene una presencia multitudinaria en el mundo, también hay sectores de la sociedad que sin llegar a millonarios, disfrutan de un estatus económico que de ninguna manera los hace sollozar por la falta de dinero.
Leer todo el artículoPor ejemplo, aquí en Canadá, desde donde se produce este escrito, hace un par de semanas fue recordado el día D, pero no en remembranza del de la invasión de los aliados en Normandía, sino en la no publicitada conmemoración del día del Destituido que, según los patrocinadores, tiene en niveles bajo la pobreza a 157.000 habitantes de la provincia de Ontario, una de las diez demarcaciones en que se divide el territorio canadiense. De acuerdo con el respectivo reporte, hay por lo menos 72.000 personas que subsisten con la mísera cantidad de 599 dólares al mes, por lo que los coloca en condición de indigentes, o destituidos como en el idioma inglés se les denomina.
En contraste con esa situación se ha denunciado la existencia de funcionarios que tienen salarios astronómicos, como el caso del ministro de salud de Ontario, con un sueldo anual de $400 mil, o sea 33 mil al mes o más de mil al día. En esas circunstancias salió a luz la cuantía de los sueldos de los directores de hospitales, con proximidad a los 400 mil del ministro, con lo que se ve que la distancia entre los salarios mencionados y el peculio de los desposeídos es abismal.
Pero eso no es nada, los presidentes de las juntas directivas de los hospitales también tienen sueldos muy bonitos. Por ejemplo el presidente de la J.D. del Baycrest Centre for Geriatic Care, señor William Reichman, ganó el año pasado la bicoca de $719.272, con lo cual rebasó el salario del ministro del ramo. Otro de esos salarios cercanos al millón, fue el del presidente de University Health Network, señor Bob Bell, con 812,791 por año, habiendo otros cercanos a esa cifra. Sería tediosa la enumeración conforme la lista divulgada por la prensa pero se cuentan por docenas los funcionarios con ese tipo de recompensa por sus servicios.
En el sector privado la cosa es mucho mejor pues presidentes, directores y gerentes de empresas y compañías tienen salarios millonarios que no son conocidos por el público pues caen dentro de la categoría de una irrestricta privacidad tomando en cuenta que se considera que no perjudican los intereses de los contribuyentes como en el caso de los funcionarios públicos, aunque bien visto habrá quienes resulten damnificados dentro de la cadena de esquilma del comercio, la industria, la agricultura y todos los ramos de la economía explotadora.
Pero en fin, dentro de ese escenario de ricos y pobres, bienaventurados sean estos últimos porque de ellos habrá ser el reino de los cielos… que averigüe Vargas dónde se encuentra.
La Quinta Pata, 29 – 07 – 12
La Quinta Pata
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