domingo, 30 de septiembre de 2012

No hay olvido

Rolando Lazarte

Solo una cosa no hay, es el olvido. Dios, que salva el metal, salva la escoria, y cifra en Su profética memoria, las lunas que serán y las que han sido
Jorge Luis Borges

Uno quisiera no tener recuerdo de algunas cosas. De lo que se abatió sobre la Argentina en 1976. Pero todo el mundo habla, y tienen que hablar. Uno, que no quiere recordar, es obligado a recordar. Y ya que me obligan a recordar, tengo que decir. No olvido. No hay olvido. Pero puede y debe haber transformación. Ya que las palabras cínicas y frías, inhumanas, de los genocidas, aparecen en los titulares, diciendo que no se arrepienten, que harían todo de nuevo, y uno se ve obligado a recordar que hubo esa inhumanidad en Argentina, que los traidores uniformados y sus cómplices eclesiásticos, empresariales, bancarios, financieros, periodísticos, universitarios, y de la gente común. Ya que me obligan a recordar lo que quisiera olvidar porque nunca hubiera ocurrido, ya que me obligan a recordar, prefiero recordar que me costó años, como debe haberle costado a muchos y muchas que fueron mis compañeros en la FCPyS de la UNCuyo, volver a ser yo. Volver a saber que yo era y soy una persona digna. Que no era un delincuente, como los mercenarios me hicieron creer, al punto que pasé años creyendo que había hecho algo malo. No, no hicimos nada malo. Nos atrevimos a creer, a trabajar por la fraternidad, por el respeto mutuo, por la justicia social. Ese fue nuestro delito. Apostar en lo colectivo, no en iluminados ni salvadores. Ya que me recuerdan, ya que nos recuerdan, recuérdennos así.

La Quinta Pata

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