domingo, 30 de septiembre de 2012

Los huarpes de Cuyo (III)

Salvador Canals Frau

Penúltima entrega del trabajo del antropólogo hispano-americano Salvador Canals Frau sobre los huarpes y su cultura. Esta edición de la 5ª Pata se dedica a considerar el habla, un bien cultural aniquilado durante el proceso de conquista, colonización y explotación de los pueblos originarios por obra de la autodenominada “tarea civilizadora”.
Eduardo Paganini

(4) Lengua.
De los tres etnos huarpes cuya noticia ha llegado hasta nuestros días sólo conocemos la lengua de dos: la de los Huarpes-Allentiac y la de los Huarpes-Millcayac . Es decir, la de los sanjuaninos y la de los mendocinos. De una y otra lengua tenemos Arte y vocabulario, Doctrina cristiana y catecismo y Confesionario, redactados por un célebre misionero jesuita, el P. Luis de Valdivia, a fines del siglo XVI. Carecemos, en cambio, de toda noticia concreta sobre la existencia de una lengua particular a los Huarpes-Puntanos . Y si no obstante admitimos como casi segura su existencia, ello es porque hay varios hechos que sin ello no se explicarían. Verbigracia, el que entre estos indios los nombres de caciques lleven todos la desinencia — unta , lo cual no es el caso entre los dos otros grupos huarpes, ni tampoco entre los demás pueblos vecinos.

Dada la calidad de los documentos que sirven para el estudio de esas lenguas —todos ellos de carácter eclesiástico—, y haber sido preparados con la sola finalidad de servir a la catequización de los indios, se comprenderá que el conocimiento que ellos nos otorgan, especialmente en su aspecto léxico, no ha de ser muy grande, y ha de preponderar en un solo sentido.
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Pese al relativamente alto grado de desarrollo cultural alcanzado por los Huarpes , que hace al menos dudosa su inclusión entre los pueblos de cultura inferior, su lengua conservaba un carácter netamente primitivo.

La fonética es relativamente simple. Según el P. Valdivia, para reproducir todos sus sonidos eran suficientes los símbolos del alfabeto español. Esto está expresado como norma general. Porque en realidad mientras por un lado sobran algunas letras españolas, por otro ellas no son suficientes para reproducir la realidad fonética de las lenguas huarpes. De ahí que el buen padre tenga necesidad de apelar a la reunión de varias consonantes para representar ciertos sonidos, y hasta de utilizar algún signo diacrítico.

Las lenguas huarpes tienen por de pronto una vocal anormal, la ü , aunque parecería como si en realidad fuese una semivocal; el P. Valdivia la reproduce en la misma forma en que figura el mismo sonido araucano, esto es, con una ù cursiva y acento grave. Hay luego una ng , que sólo figura al final de dicción, y que ha de ser parecida a la araucana o guaraní; Valdivia la representa indistintamente con m o con g . Falta el sonido de la j actual española, y desde luego también el de la z . Pues, la x que es bastante frecuente, ha de representar más bien su antiguo valor castellano, que, como se sabe, es el de la ch francesa, sh inglesa y sch alemana. Faltan también las oclusivas sonoras[1]), en lo que se parece al quichua y otras lenguas andinas, y faltan igualmente las fricativas anteriores sordas. Está en cambio la ll (l palatalizada [2]), y la ñ . Para algunos sonidos que no tiene el español, como el de la antigua j castellana (parecida a la francesa) el P. Valdivia pone zh .

La estructura gramatical es también sencilla. Los nombres carecen de plural, y cuando, ello no obstante, se quiere representar la idea, se agrega la partícula wiam al nombre en plural. Tampoco existe el género gramatical, y cuando se quiere señalar sexo, como en el caso de los animales, se agrega axe para lo femenino, y yam para lo masculino. Se emplean igualmente, partículas, siempre pospuestas, para indicar el caso gramatical.
Se anteponen el genitivo y el adjetivo. Los numerales son de tipo quinario-decimal.

Una muestra del léxico de una lengua huarpe sería la siguiente, la que fuera de los vocablos señalados con (All.), pertenece al Millcayac:

Cabeza: yoto (All.)
Lengua: nanat
Diente: tex
Ojo: neu
Oreja: xoro
Mano: mutu
Pie: curuc
Agua: aca, hah
Fuego: ketek
Sol: xumuk
Luna: che
Estrella: hokot
Tierra: teta
Piedra: toko
Casa: hutu
Olla: ...
Arco: por
Flecha: chalí
Hacha: ...
Cuchillo: ...
Bote: ...
Hombre: yam
Mujer: axe
Perro: guazá
Pájaro: zekech
Serpiente: ...
Yo: cu
Tú: ca
Él: ep
Tabaco: ...
Pescado: zuru
Árbol: zaat (All.)
Maíz: telam
Blanco: carigue
Negro: ...
Rojo: zaszasnegrui
Grande: conguí!
Chico: xur, cum
Uno: lkaa
Dos: yemen
Tres: pultun
Cuatro: gultut
Cinco: orok
Comer: nemina
Beber: mañeguina


[1] Se llama oclusiva a la modalidad de articulación de un sonido cuando al pronunciarlo el aire es retenido para salir explosivamente al instante (/p/, /t/, /k/, /b/, /d/, /g/); si la salida es suave y continua se denomina fricativa (/f/, /s/, /y/, /j/). Por ende, aquí el autor remite a los sonidos /b/, /d/ y /g/. [NE]

[2] Muy probablemente esta modalidad de articulación es la que ha operado en los actuales sonidos de la ll y la ñ de Mendoza tan singularmente palatalizadas, diferente a los propios del dialecto rioplatense, más velares. Baste como ejemplo, mencionar que al oído mendocino el porteño dice ninio y no niño. [NE].


Baulero: Eduardo Paganini

Las poblaciones indígenas de la Argentina: Su origen, su pasado, su presente, 1986, Hyspamérica Ediciones Argentina. SA., Buenos Aires, Cap. II; Biblioteca Argentina de Historia y Política, Colección dirigida por Pablo Costantini. Primera edición: Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1953.

La Quinta Pata

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