domingo, 14 de octubre de 2012

Chávez y el continente

Carlos Almenara
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Extraordinaria fue la importancia del triunfo de Hugo Chávez Frías el 7-O.

El proceso venezolano es pionero y vanguardia de muchas cosas que suceden en el continente.

La reelección de Chávez da continuidad a un proceso transformador nuevamente legitimado por los venezolanos. Entre los cambios, algunos interpelan a quien mira. La unidad de análisis político por caso. Tan difundido el anecdotario de los individuos como toda perspectiva posible, el escándalo ante el supuesto parámetro ético del editorialista de un diario que ve “amenazada” la república por la reelección; ante esto pensar el proceso social aparece como una ruptura metodológica. “Chávez no es Chávez, Chávez no le pertenece a Chávez, es el pueblo mismo de Venezuela”. Quien quiera superar la caricatura maliciosa podrá apreciar un pueblo que ha recuperado dignidad material y simbólica.

Varias razones de por qué los pueblos de nuestro continente recurren a liderazgos populistas para sus procesos emancipatorios han sido analizadas por autores como Ernesto Laclau o Roberto Follari.

Entre muchas consecuencias, en términos de proyección internacional, el resultado fortalece:
- Los procesos de integración como CELAC, UNASUR, MERCOSUR, ALBA.
- Una posición autónoma sin subordinamientos mecánicos en el contexto mundial.
- Los procesos de paz en Colombia.
- La posición de Brasil.
- El reclamo argentino por Malvinas.
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Como los gobernantes de nuestros países han reconocido, cada país tiene características particulares pero es evidente que hay un aire de familia, un discurso y un conjunto de prioridades y concreciones políticas, económicas y sociales compartidas. En palabras de la presidenta argentina son gobiernos que priorizan la inclusión y la movilidad social ascendente como presupuesto básico.

Hemos leído los días posteriores a los comicios a la decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo sostener la absoluta desconexión entre la venturosa realidad venezolana y la sofocante situación argentina.

Evidentemente, para ella se puede afirmar que nada tienen que ver los procesos. A pesar de que la primera declaración de Chávez, conocido el resultado, haya sido para reconocer a “la compañera Cristina, a la patria argentina, al gran Néstor Kirchner”. A pesar de las afinidades discursivas y personales. A pesar de las posiciones en los foros internacionales, que, diferentes, armonizan. A pesar de los proyectos de integración económica e infraestructural. A pesar de la cooperación mutua. A pesar de la sintonía en los procesos continentales, especialmente Mercosur. A pesar de que las derechas allá y acá sí descubren parecidos. A pesar de que parezca una maniobra de pinzas reunirse con la derecha y alabar a Chávez. A pesar de la opinión de los actores principales y secundarios.

A pesar de todo esto, la decana cree que se puede sostener la total desconexión de ambos procesos. Que se puede sostener esto sin ponerse colorada. ¿Se puede?

En todo caso permite pensar la posibilidad de redefinir aquello que aparentemente entendimos mal como “autoridad académica” hacia un nuevo concepto, algo así como una potestad para reformular aquello que los actores involucrados explican de cierto modo y en el mismo acto reprenderlos por su error.

Frente a la brutal reconfiguración y reagrupamiento de un poder mundial que muestra sus caras en el ajuste neoliberal griego y español tanto como en la masacre a los pueblos afgano, iraquí, libio y sirio, responsabilidad de las potencias imperiales, la búsqueda de modos de ser distintos a esa corriente impúdica, necesariamente reconoce pluralidad de modelos y propuestas.

El estado como agente posible y positivo en los procesos en que los pueblos encuentran caminos emancipatorios es puesto en permanente disputa por corporaciones de estrategias múltiples. Los estados comandados por líderes que hacen este tipo de apuestas, líderes que pretenden más igualdad, que enfrentan a los poderes de hecho, merecen el reconocimiento de los luchadores populares. Aun cuando haya errores, carencias, incompletitudes. Algo anda mal si ello no ocurre. Y no precisamente en la conducción de los gobiernos.

Por suerte los principales procesos sociales y políticos de esta parte del mundo siguen avanzando y nos permiten seguir discutiendo cómo profundizarlos.

Ilustración: Kevin Sheu

La Quinta Pata

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