domingo, 7 de octubre de 2012

Del Che nunca se podrá hablar en pasado*

Fidel Castro

Debemos decir las personas que conocemos íntimamente a Ernesto Guevara – y decimos conocemos, porque teníamos sobrada experiencia acerca de su carácter, acerca de su temperamento. Y por mucho que cueste imaginarse que un hombre de su talla, de su prestigio, de su personalidad, haya muerto en un combate de una patrulla guerrillera contra una fuerza del ejército; por mucho que ello parezca poco lógico, los que lo conocemos bien sabemos que, sin embargo, no tiene nada de extraordinario eso. Porque siempre, todo el tiempo que lo conocimos, se caracterizó por un extraordinario arrojo, por un absoluto desprecio al peligro, por un gesto siempre, en cada momento difícil y de peligro, de hacer las cosas más difíciles y peligrosas.


Es posible que él, por otra parte, muy consciente de la misión que se había asignado, de la importancia de su actividad, pensara – como pensó siempre – en el valor relativo de los hombres y en el valor insuperable del ejemplo. Estas cosas formaban parte de su personalidad.

Nos habría gustado por encima de todo verlo convertido en forjador de grandes victorias de los pueblos más que en precursor de esas victorias. Pero es que un hombre de ese temperamento, de esa personalidad, de ese carácter, de esa reacción siempre ante determinadas circunstancias, estaría desgraciadamente llamado más a ser precursor que forjador de esas victorias. ¡Y los precursores son también, desde luego, forjadores de la victoria y los más grandes forjadores de la victoria! Él sería el menos angustiado por eso.

Es lógico que todos los que llegamos a albergar por él un entrañable cariño nos cuesta más trabajo resignarnos a verlo convertido en un precursor, en un ejemplo de cuya repercusión no dudamos ha de ser muy grande, pero es lógico que todo ser humano siempre se duela cuando un carácter, una inteligencia, una integridad como esa físicamente se destruya.

* Tomado de la comparecencia de Fidel Castro ante la televisión el 15 de octubre de 1967, para dar a conocer la noticia relativa a la muerte del comandante Ernesto Che Guevara en la selva boliviana.

Tricontinental 83, mayo de 1982

La Quinta Pata

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