Agustín Sur
Cada jornada - jueves y viernes - por los juicios contra genocidas aquí en Mendoza, constituyen, además de importantes datos que han servido para imputar a nuevos genocidas o cómplices del terrorismo de estado, como también instantes de profunda emotividad. La semana última, pasaron por los estrados de la justicia federal, como testigos, Ricardo Puga, Juan Manuel Fioretti, Carlos Alberto Gómez y algunos más.
El viernes expuso Carlos Alberto Tito Gómez, quien militaba en la Juventud Peronista, cuando un día de enero de 1976, su hogar fue invadido por un grupo encapuchado, todos fuertemente armados, de civil. Pero pudo advertir que en los techos, también había otro grupo igualmente armado a quienes reconoció como policías. Tito Gómez, pudo advertir también el estropicio que hacían en su hogar y pudo comprobar después que habían robado bienes e incluso dinero. Estaba acompañado en ese momento por su señora esposa, un hijo de cuatro meses de edad y una hermanita menor. Los invasores habrían llegado en por lo menos seis vehículos.
Fue trasladado al D2, mientras en el camino sufría golpes y amenazas. Ni apenas llegado pudo advertir, poco después, que llegaban otros detenidos, identificando a algunos de ellos como Ricardo Puga, los hermanos Fioretti e incluso la madre de ellos y una hermana, es decir toda una familia. También llegaron Walter Quispe, Roberto Blanco y Juan Sgroi. Pudo verificar en días posteriores que también había detenidas. "Cada tanto se escucuchaba una voz de mujer, muy joven seguramente, que cantaba el Ave María, era una voz hermosa". Estuvo 12 días allí, lapso en que sufrió todos los vejámenes imaginables: "Torturaban todos los días y a cualquier hora del día", afirmó dramáticamente Gómez, añadiendo que con Blanco y Sgroi, se habían ensañado tanto que eran irreconocibles, que a Blanco después de cada "sesión" en la picana, lo dejaban tirado en el pasillo.
▼ Leer todo
No hay comentarios :
Publicar un comentario