domingo, 28 de octubre de 2012

Peleas y olvidos constitucionales

Ramón Ábalo

Las reyertas pseudo-políticas que se dan en Mendoza por la cuestión de la reforma de la constitución, echan en saco roto y en el olvido al texto de la reforma del ‘49, tanto nacional como provincial. En plena era de avanzadas científicas y tecnológicas y de rupturas verticales con el pasado, el cuerpo social, cultural y de derechos de la nación y la provincia se expresan en textos fundamentales del año 1853, con algunos retoques en el ‘36. Es decir, cuerpos enfermos de senectud que hace más de un siglo que ya fueron.

Y entonces aparece el gorilaje de todo pelo y color para echarle barro podrido a una discusión que se trasformó en indigerible. Dejamos de lado las rencillas de patas cortas y sí nos metemos con algo más meduloso, como lo es la recordación y plena vigencia de lo que fue la reforma del ‘49, nacional y provincial, y ambas con un fuerte tono y contenidos realmente revolucionarios.

En 1948, se verificó un nuevo intento de modificar la constitución lugareña. El gobernador, Faustino Picallo, tomando el intento del ‘42, convocó a elecciones de diputados constituyentes. El PD las impugnó y no se presentó, y el resultado dio mayoría de bancas al PJ y las restantes al radicalismo, una al laborismo, y nada menos que cinco al partido comunista: Benito Marianetti, Ángel Bustelo, Agustín Viadana, Federico García y Enrique Cosarinsky. En el congreso nacional ocurría otro tanto, es decir la discusión por un nuevo texto de la ley fundamental.
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Después de un año de fecundas deliberaciones, con fuertes aportes de tintes sociales por parte de los marxistas, se acordó la reforma constitucional y se estableció la propiedad estatal de los hidrocarburos, la representación legislativa de todos los departamentos y las minorías en el senado, como asimismo se fijó la función social de la propiedad, especialmente de la tierra, entre los principales temas tratados y aprobados. En ese sentido juristas ajenos al oficialismo han apreciado en términos muy positivos estas reformas, destacándose la riqueza de los debates. También se sancionó una parte destacada de los derechos sociales con la incorporación de los derechos del trabajador, protección a la ancianidad y la niñez, régimen económico-financiero y salud pública. Y fue por este último contexto de cometidos estatales que la provincia quedó incorporada definitivamente en el marco del estado de bienestar, a tono con lo que se discutía y se resolvía a nivel nacional. En el texto definitivo, el oficialismo, por presión de sus pares nacionales, logró dejar sin efecto lo de los hidrocarburos y lo que quedó también duró poco por el golpe militar del ‘55. En Mendoza, por la intervención federal en la persona del radical Isidoro Busquet, se retrocedió al ‘53.

Pero este texto califica al momento, al hecho histórico como un hito más para dar legitimidad a nuestra afirmación clasista: "el mito de Mendoza conservadora".

La reforma nacional
Hace seis meses, dice el periodista Oscar Serrat en un sitio web, que en 1949, el texto constitucional que reformó al de 1916, es uno de los más avanzados de la época y está siendo reivindicado por varios países. Al respecto, se recuerda el gran aporte del constitucionalista Arturo Sampay(1911-1977), un radical que se hizo peronista, con aportes tan innovadores como el reconocimiento de los derechos de los trabajadores, de los ancianos y de los niños; la propiedad estatal inalienable de los recursos naturales, el concepto de la función social de la propiedad (la tierra para quien la trabaja) y la plena participación de la mujer en la vida política del país (en 1952 el voto).

Alberto González Arzac, sigue apuntando Serrat, militante político y abogado, colaborador, en su momento, del constitucionalista Arturo Sampay quien es considerado el principal redactor de la reforma del ‘49, declaró que líderes políticos y estadistas de la talla de Charles De Gaulle y Hugo Chávez se inspiraron en ese texto para promover profundas reformas políticas y sociales que introdujeron en sus países. En 1961, sigue recordando Arzac, México hizo una reforma constitucional e introdujo principios de nuestro texto, especialmente el que consagra el dominio imprescriptible e inalienable de los recursos naturales. En el programa de la Unidad Popular de Salvador Allende, de 1971, se introdujeron principios del texto argentino y varios años más tarde yo tuve la suerte de ser quien le dio al entonces teniente coronel Hugo Chávez, recién salido de la cárcel, dicho texto. En la constitución bolivariana promulgaría años después muchos de sus principios. Ahora está pasando lo mismo en Ecuador y también en el decreto de Evo Morales en la nacionalización de los hidrocarburos de Bolivia. De manera que la Constitución del ’49 y el pensamiento de Sampay, que es el de Perón por cierto, se han tomado una revancha histórica, recordó con emoción González Arzac, de 72 años de edad. De paso considera que la obra cumbre de Perón fue su discurso sobre la “comunidad organizada”, discurso de gran nivel en el Congreso de Filosofía en Mendoza, en 1950”.

En medio de tantas sombras en la historia de nuestros pueblos, no son pocas las luces de la inteligencia, de la razón, del espíritu, de la conciencia que están ahí nomás para inspirar el presente. Claro, se necesita también nobleza intelectual, política e ideológica para la construcción de un país mejor, un mundo mejor, mercaderías que escasean en las estanterías de la condición humana. Al menos aquí en Mendoza, en el plano político inmediato.

La Quinta Pata

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