domingo, 21 de octubre de 2012

Los 75 años de la Liga

Ramón Ábalo

No son pocas/pocos los militantes políticos, de cualquier signo, que al ser detenidos, mandados a las mazmorras de los autoritarios de turno - incluso en democracia - que no recuerden haber recibido el "paquete" de la Liga cuyo contenido podía ser alimentos, una frazada, libros o ropa. También un abogado para gestionar la libertad. En más de una ocasión, el defensor corría las mismas peripecias que su defendido. Esa actitud solidaria de la organización de derechos humanos más antigua del continente ha prevalecido hasta el presente en un universo desgarrado por continuas aventuras guerreras contra los pueblos por los poderosos de siempre.

Ya en el 1902, el naciente movimiento obrero realiza un paro general enfrentando a la persecución político-gremial basada en la ley 4.144, llamada de residencia, apuntando especialmente a los militantes provenientes en las corrientes migratorias de entonces. Dicha huelga también tuvo expresión en Mendoza, predominando la presencia del socialismo y del anarquismo, como lo era también en el orden nacional.

La Liga Argentina por los Derechos del Hombre fue fundada el 20 de diciembre de 1937, por lo que es la organización más antigua en esta parte del mundo, incluso con algo más de una decena de años antes que se concretara la declaración universal de los derechos humanos por las Naciones Unidas. Ya estaba en pleno la guerra civil española, prolegómeno a la segunda guerra mundial, al nazismo, al fascismo y al franquismo, expresiones ideológicas de las más crudas matanzas de esta era.

La Liga es consecuencia de un largo proceso de acumulación de fuerzas del campo popular, que desde fines del siglo XIX comenzó a construir espacios en defensa de quienes sufrían la persecución política y la represión criminal de las luchas de los trabajadores. Es también producto de dos espacios surgidos de aquellos escenarios: el Socorro Rojo Internacional, de solidaridad material con presos y perseguidos. Y el Comité Pro Presos y Exiliados de América, la de la América de las venas sangrantes.
▼ Leer todo
En las cárceles de nuestro país siempre hubo presos políticos. Salvo cortos interregnos, salían unos para que entraran otros, según los avatares políticos e institucionales, y nuestra Liga siempre concurrió en su auxilio. Siempre ha defendido y defiende a los presos políticos, sin que ello signifique compartir las ideas que ellos sustentan o aprobar las acciones que hayan protagonizado. Basta reconocerlos como luchadores populares para que obtengan nuestra solidaridad. Y fue puntal en el enfrentamiento con el terrorismo de estado y sus secuelas de muerte y destrucción de la república.

Desde el comienzo fue integrada, en forma democrática y pluralista, por hombres y mujeres provenientes de distintas extracciones políticas y sociales. Nombres ilustres pasaron por sus filas y estuvieron en su fundación. Podemos nombrar a Lisandro de la Torre, Mario Bravo, Carlos Sánchez Viamonte, Deodoro Roca, Atilio Cattáneo, Arturo Frindizi, el mendocino Benito Marianetti, entre otros. En las siete décadas y media que lleva de vida, la mayor parte de ella bajo dictaduras, represión y estado de sitio, no dejó ni por un momento de levantar su bandera de libertad y justicia.

En nuestra provincia desde sus mismos albores la Liga también tuvo presencia. Su accionar solidario y en paralelo con la denuncia pública de las acciones más bajas de los representantes del poder, ya sea el militar, el político y el económico nunca amedrentó a sus cuadros. Un ejemplo bien en alto es el de Marta Rosa Agüero, docente y desde el ‘75 hasta su fallecimiento, secretaria general de nuestra Liga en Mendoza. En plena dictadura abrió el local, en una actividad permanente y pública sin precedentes. Claro, hubo también persecución, por lo que Martha Agüero, juntamente con el vicepresidente Albino Pérez, fueron detenidos en 1980 y sufrieron prisión durante un año. Una triquiñuela policial fue la base para sacarlos de la escena y crear el terror en las filas de la Liga, cosa que no lograron.

La solidaridad es la razón de ser de la Liga. Lejos de una actitud asistencialista, se concibe a la solidaridad como el apoyo a los oprimidos, a los que luchan por los derechos del pueblo y por una sociedad mejor. La solidaridad debe ser política, económica, jurídica y social. La Liga, desde sus comienzos, también desplegó una amplia tarea de solidaridad internacional. Es así como se apoyó a la España republicana, al Paraguay insurreccional, al pueblo soviético agredido por los nazis, al Chile de Salvador Allende, a la Nicaragua sandinista, a la Sudáfrica en guerra con el apartheid, a todos los pueblos latinoamericanos en lucha contra las dictaduras genocidas. A la Cuba revolucionaria, a la de Fidel y el Che, cuyo pueblo sigue inmerso en titánica lucha por romper el bloqueo, tratando de preservar y mejorar los logros de ya histórica gesta.

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario