domingo, 25 de noviembre de 2012

Dato político: se tensan prácticamente todas las contradicciones

Emilio Marín

Antes el cacerolazo y esta semana el paro de las CGT, CTA y Federación Agraria tensionaron las contradicciones nacionales. Y, por encima de eso, se reactivó la pelea externa con los "fondos buitres" y la justicia de Estados Unidos.

Ni el cacerolazo de la clase media ni el paro decretado por Moyano, Micheli, Barrionuevo y Buzzi fueron tan pacíficos como los pintó Clarín. El 20N hubo agresiones a dueños y empleados de bares, taxistas, choferes de colectivos y gente que quería ir a cumplir con sus actividades y no la dejaban pasar.

¿Cuántos fueron esos piquetes poco numerosos en puentes, rutas y avenidas? Unos 300 según Micheli, de la CTA alineada con el FAP; 150, según fuentes que le descontaron el IVA a aquel cálculo inflado.

El argumento para poner piquetes fue que el 50% de los trabajadores está en negro y para parar debía justificar que no podían llegar al trabajo. Otra exageración: la porción de asalariados en economía informal es del 34 %, pero el titular de la CTA redondeó para arriba todo lo relacionado con la jornada del martes.

En el mejor de los casos, querría decir que los popes sindicales apuntaron a los trabajadores informales. Toda una contradicción porque los infortunios de ese importante segmento no figuraron en el pliego reivindicativo sino el de la capa superior, que paga más impuestos a las ganancias. Cobrar impuestos a sueldos medianos es una torpeza del gobierno nacional, que debería elevar sensiblemente esos mínimos no imponibles.
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Pero al menos en vísperas del 20N, la presidente hizo un anuncio insuficiente, pero positivo, de que no se tomará en cuenta el segundo aguinaldo para el cálculo de las sumas a abonar.

Y en vez de tomar en cuenta ese gesto de disuasión, la cúpula gremial pisó el acelerador. Eso sí, no se atrevió a ir a un acto de cierre en la Plaza de Mayo, por varios motivos. El lugar le habría quedado grande porque no era mucha la gente movilizada. Un palco con todos los personajes convocantes hubiera sido un pelotazo en contra, por los rostros y la disparidad de conceptos que podrían haberse escuchado. "La Biblia y el calefón" puede ser simpática cantada por Sabina, pero en boca de Barrionuevo y el Pollo Sobrero, amontonados con el Momo Venegas y el jefe de la Federación Sojera, habría sonado como una canción casi siniestra.

¿Por qué el paro fortalece sobre todo a Moyano? Sencillo. No fue una medida que impactara en la producción y la industria ni en otros servicios esenciales, con la única excepción del transporte. Y el camionero mantiene poder de fuego para paralizar ese renglón, en la mayoría de las rutas, y - por medio de alianzas extrañas con los trotskistas Sobrero y Dellacarbonara - también en trenes y el subte de Buenos Aires. Los gastronómicos de Barrionuevo no podían aportar mucho, fuera de apretar a los mozos del Café Tortoni y romper algunos vidrios de colectivos. Para la estadística de Rosendo Fraga fue el primer paro general contra Cristina, en 60 meses de gestión. A los otros presidentes se los hacían cada 3 o 6 meses. También aquí, mejor CFK.

Juntos y revueltos
En esa mescolanza política, los que más saldrán perdiendo son los sectores antes progresistas de la CTA. Es que tantos barquinazos para babor y estribor acaban por marear y hasta producir vómitos a muchos de sus seguidores. Por ejemplo a los que recuerdan al fundador de la entidad, Germán Abdala: "no se necesita tener muchos conocimientos para saber que si te felicita la Sociedad Rural es porque te cambiaste de bando".

Es que además de la participación activa de la FAA, adhirieron la Sociedad Rural y la CRA; la primera con el comunicado de su titular, Martín Etchevehere.

Supuestamente Micheli justifica estas alianzas contra natura con la teoría correcta de la "unidad en la acción". Está mal aplicada. Es que en esas confluencias, cada sector conserva su andarivel y su independencia programática y política, lo que no ocurrió. La conferencia de prensa de tintes autoritarios en Azopardo 802, para la presentación de un supuesto parte de la victoria, tenía un socio mayor, el camionero, y uno muy menor, el estatal.

Fue el resultado de lo antes dicho: la jornada tuvo cierto impacto por las severas limitaciones en el transporte y esa palanca la manejó el jefe de la CGT. Esa hegemonía a la hora del cierre del ejercicio tuvo otra razón de ser: pesó el aparato de agitación y propaganda del grupo Clarín y otros monopolios mediáticos. Y estos tejen alianzas alrededor de De la Sota, Scioli y algún otro peronista "más centrista" con vistas a 2015, como dijo Bartolomé Mitre a la revista brasileña Veja. Esos medios están más cerca de Moyano, Barrionuevo, Venegas y Buzzi, que del por ahora poco significante Micheli.

Por eso, aunque el rival de Hugo Yasky argumente que se trata de "unidad en la acción", lo suyo está más cerca del poco recomendable "juntos y revueltos", además de amontonados.

Como si ese giro táctico no le hiciera mucho daño, Micheli deberá explicar a sus bases que comparte cabina con dirigentes que se sienten muy honrados de seguir los modelos burocráticos de Augusto T. Vandor y José I. Rucci. ¿No será demasiado? Ni qué hablar si en los próximos meses se produjera una reconciliación de Moyano con sus rivales de la CGT Balcarce. Tal movimiento se insinuó con declaraciones muy amistosas de Antonio Caló y Gerardo Martínez; el segundo directamente pronosticó esa vuelta al redil.

Si esta película tiene ese final tristón, se arruinará la carrera sindical de Micheli. Todo su esfuerzo por movilizar contra el gobierno habrá servido de ayuda al reagrupamiento del sindicalismo burocrático.

Cristina Fernández estuvo bien en recordar, a propósito del 20N, que en este tiempo de crisis mundial lo más importante es defender los puestos de trabajo. Y también en no reprimir a los que hacían el paro y los piquetes, porque la democracia no debe tomar ribetes fujimoristas. A su vez, la presidenta debería aumentar mucho el mínimo no imponible, poner en blanco a todo el personal del estado y dar la personería gremial a la CTA de Yasky, a los delegados del subte y a otros gremios honestos que la demandan. Sería un acto de justicia, pero también una forma de contratacar a los que quisieron ponerle el país en contra el martes 20.

Griesa y Clarín
El juez estadounidense Thomas Griesa sigue haciendo méritos, a sus 85 años de edad, para que los segmentos más podridos del capital financiero le erijan un monumento en Nueva York. El miércoles falló en contra de Argentina y la condenó a pagar 1.300 millones de dólares antes del 15 de diciembre próximo a los fondos buitres que no entraron al canje de 2005 y parcialmente reabierto en 2010.

Argentina apelará esta resolución y será una corte de apelaciones de aquella ciudad la que resolverá si la medida de Griesa es correcta o no. Supuestamente el fallo obliga al país a hacer ese depósito en la fecha indicada, independientemente de las apelaciones que se planteen.

Las autoridades argentinas ya han dicho que apelarán y no pagarán "ni un dólar" a esos fondos especulativos, el 6% de los tenedores de títulos. El resto, la aplastante mayoría, entró a la renegociación kirchnerista de la deuda y está cobrando normalmente.

Según el fallo del juez, ese 6 % tiene iguales derechos que el 94 restante, lo que luce como severa incongruencia. Es que si triunfara ese punto de vista, ¿qué tenedor de bonos aceptará una disminución legal de sus acreencias en cualquier caso del mundo, si al final los que no lo hicieron tendrán igual o mayor cobro por sus papeles?

Hasta la reserva federal de EE UU aconsejó a Griesa que no fallara como lo hizo, no por solidaria con Argentina sino temerosa de las sanciones que pudieran caberle a bancos norteamericanos que tramitan pagos a los bonistas que sí entraron al canje. Ben Bernanke, su titular, cree que este puede ser un mal precedente para otras negociaciones de deudas por la crisis mundial, sobre todo en Europa, lo que complicaría los pagos y finanzas internacionales.

Ese juez estadounidense ya falló en febrero contra Argentina, lo que fue convalidado por una instancia superior. Y ahora vuelve a resolver en la misma dirección, cuando se le había solicitado una suerte de "cautelar" hasta que la apelación argentina llegara hasta la corte suprema de del norte.

Al denegarla, Griesa se comporta como un juez carroñero, con nido en tribunales. Lo suyo es un ataque a la soberanía de Argentina, que dio todas las facilidades a los tenedores de títulos y pactó con la gran mayoría, a la que el 15 de diciembre abonará 3.400 millones de dólares. El juez quiere imponerle que también pague 1.300 millones a NML y Aurelius, fondos que no negociaron y pretenden cobrar al 100 % lo que adquirieron por centavos.

Nación-Dependencia es hoy la contradicción principal, mal que les pese a los caceroleros, las CGT y una CTA.

La justicia, aquí y allá es política. Y el caso Clarín lo demuestra palmariamente. Magnetto, furioso con la ley de medios, fulminó la ley del "per saltum" impulsada por el gobierno para poder llegar a la corte suprema y destrabar su aplicación. Pero en un periquete los abogados del monopolio fueron a ese alto tribunal con un escrito quejándose de "denegación de justicia". O sea, el "per saltum" lo dieron ellos.

La Arena, 25 – 11 – 12

La Quinta Pata

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