La política transformadora del gobierno nacional y popular de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, permitió en la última década, entre muchas conquistas, sumar millones de puestos de trabajo, recuperar la jubilación pública, implementar la asignación universal por hijo, renacionalizar YPF y restituir paritarias libres.
Han sido políticas de gobierno que se destacaron por la defensa de los intereses y los derechos de los trabajadores.
Uno de los reclamos más escuchado durante la protesta fue en relación al mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, problema que contrasta con los salarios de hambre que tenían que aceptar los gremios escuálidos ante la amenaza del despido y la desocupación, cuando que asumió Néstor Kirchner.
El proceso de avance del pueblo impone nuevos desafíos y el gobierno nacional está atento y trabajando a fin de mejorar las condiciones de los trabajadores y del conjunto de la población, teniendo presente que aún un número grande de compatriotas viven privaciones y necesidades, y son, sin dudas, una prioridad para el conjunto de la sociedad porque no construiremos un país seguro y pleno si no incluimos a todas y todos.
La protesta del 20 no pretende más inclusión, quiere, en sintonía con la ofensiva del poder concentrado un cambio de modelo que implica una vuelta a la sumisión de la política al poder real, y esto será menos salarios, menos derechos de los trabajadores, menos industria, reprimarización productiva. Este es el debate actual de la Argentina: estado popular de impulso al trabajo, la producción y la inclusión versus el modelo de los noventa adaptado a estos tiempos, disciplinamiento de la fuerza laboral incluido, como vemos en Europa.
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