domingo, 9 de diciembre de 2012

Carta de un testigo a los medios antes de su declaración del 5 de diciembre en Tribunales

Roberto Vélez

La operación cóndor invadiendo mi nido, perdono pero nunca olvido
Latinoamérica-CALLE 13

Después de haber transcurrido casi 40 años desde que actuaran los represores de la dictadura, se están ventilando por tercera vez en los estrados judiciales federales locales, varias causas vinculadas a aquella época.

Una de ellas es la que presenté en la CONADEP hace casi 30 años. Y luego ratifiqué ante la justicia militar. Paradójicamente quienes allí actuaban eran los mismos que juzgaban en secreto durante el llamado proceso. Tan despreciable como que Santuccione, el otrora jefe del terrorismo estatal local, fuera jefe de inteligencia de la fuerza aérea durante el gobierno de Alfonsín.

No son estas, solo cuestiones del pasado histórico. Siguen siendo el presente.

Lo prueba entre otros hechos, es el que el torturador policial Rico haya sido muy recientemente funcionario del ex gobernador Jaque de la mano del partido demócrata y de su equipo.

Esta demora en los juzgamientos está vinculada a las complicidades de la política. En nuestro caso de las cúpulas de los partidos tradicionales locales.
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Antes del golpe de marzo del 76, Santuccione actuó designado por el justicialismo.

La tiranía llegó con la complicidad abierta de los demócratas y de unos cuantos civiles que actuaron teórica y prácticamente.

Y luego los gobiernos constitucionales tuvieron en su seno a destacados represores. De modo que la impunidad no es casual.

Dicen que aunque tardía, la justicia llega. Y también que si es tardía no es justicia. Lo cierto es que estos juzgamientos, consecuencia de la decisión política del actual gobierno, son también un símbolo. Un antes y un después.

Mañana miércoles [N. de la R.: 5 de diciembre] aproximadamente a las 11:00 declaro en una de las causas que me involucra en calidad de testigo, victima y querellante.

Constituye como todas, un aporte para jaquear una impunidad no solo enseñoreada en estos casos. Madre de muchos de nuestros actuales males y protectora entre otros delitos de la corrupción de guante blanco.

Me han preguntado muchas veces si he perdonado.

Lo que sé, es que no debo perdonar por los que no pueden hacerlo.

Por aquellos que no tuvieron la mas mínima posibilidad de justicia.

Por eso declararé.

Y porque la memoria no es suficiente. Se impone enfrentar diariamente a represores y torturadores que todavía actúan en el estado.

Y a minúsculos grupos de seguidores de torturadores, procesados y condenados, que en forma organizada amenazan a jueces y periodistas. Impulsan campañas contra abogados. Destruyen monumentos. Pinchan teléfonos.

Para que efectivamente nunca más.

La Quinta Pata

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