Ramón Ábalo
Bronca, iracundia, el decir destemplado de las malas palabras: cabrones, capangas, shushetas, cafiolos, berretas, malparidos, oligarcas, buchones, alcahuetes, sirvientes, chupamedias, orejeros, babosos, cajetillas, infames hijos de puta, cipayos. Y el derecho al pataleo en estos tiempos de perfidia, tal vez el único derecho a ejercer por el pobrerío…estado de derecho, justicia y jueces privilegiando los intereses de los ladrones y prestamistas del mundo.
Tiempos ha, en los establecimientos de enseñanza, al menos en la Argentina, cuando un maestro/a, profesor/a, hablaba de la justicia recurría a lo establecido: lo inmaculado del sistema republicano, lo intangible (lo que no se puede tocar) de la justicia , privilegio único de uno de los tres poderes de una república. Se hablaba también del poder de la prensa, como el cuarto poder, la prensa con la misma potestad de altruismo, ética, sensibilidad, representación, objetividad. Intangibilidad aparejándose a la justicia. Nos la tragamos durante centurias pese a que lo espurio de la justicia - de sus representantes, mejor dicho - es evidente tal como se otea en la experiencia dolorosa de Martín Fierro en tiempos de la leva: "hacete amigo del juez, no le des de qué quejarse, que es bueno tener palenque en qué rascarse". Experiencia y huida a las tolderías, procurando huir del juez de paz, lacayo y servidor de la oligarquía del reciente país. Esa del olor a bosta.
Y ahora los jueces de los fondos buitres, tiempo emblemático de esa justicia engendrada en los buffetes de las corporaciones, como los de Clarín y La Nación, de la oligarquía sojera de la Sociedad Rural. Servidores de varios patrones, queda en evidencia la condición humana de jueces, camaristas, fiscales. Es decir, la falibilidad de la intangibilidad de la investidura togada, por lo que su ejercicio de administrar justicia puede quedar relegado de los principios fundantes del derecho: aquello de que es el conjunto de reglas, principios y preceptos a los que están sometidas las relaciones humanas de la sociedad civil y a cuya observancia pueden ser compelidos por la fuerza.
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