domingo, 20 de enero de 2013

Nuevas formas de ocultamiento de trabajo infantil puertas adentro

Carina Pérez

La cantidad de multas por este tipo de delito económico cayó 10 veces, pero la Subsecretaría de Trabajo cree que es resultado de esconder a los niños y no de la erradicación del flagelo.

La cifra da cuenta de 12 infracciones por trabajo infantil aplicadas durante todo el 2012, contra las 124 del año anterior, lo cual podría significar un éxito aplastante sobre el problema. Sin embargo, una mirada más profunda hecha por quienes tienen la responsabilidad de evitar esa vulneración de derechos descubrió que en realidad el trabajo infantil se está ocultando.

Lo que antes hacían los chicos en la finca, a la vista de todos porque era lo “natural”, por ejemplo pelar ajo, almendras, nueces o lavar zanahorias, ahora se hace puertas adentro de la residencia de las familias cosechadoras. Es decir, donde el estado tiene escasas posibilidades de acceder y actuar.

Otra forma de explotación de niños es hacerlos trabajar de 0 a 6:00, alternando los días de esta modalidad para dificultar las inspecciones.

El soterramiento del trabajo infantil es una reacción a la enorme presión ejercida contra los empresarios que contratan los brazos de toda una familia para levantar la cosecha en muy corto tiempo, incluyendo niños. Pero también de un factor cultural persistente entre quienes justifican el empleo de nenas y nenes en tareas que deben hacer adultos, ya que “eso los aleja de la vagancia, la calle, la droga”.

Dora Balada, directora de empleo de la subsecretaría de trabajo provincial, dijo “una empresa que tiene trabajo infantil no accede a financiamiento del Fondo para la Transformación, no puede recibir excepciones impositivas ni ser apoyada con subsidios al empleo por parte del ministerio de trabajo de la nación. Es decir, es un paria dentro del sector económico por cometer un delito laboral y pronto tendrá problemas penales si es aprobada la ley que convierte al trabajo infantil en un delito penal. Todo esto es un proceso de conveniencia económica, no tanto de concientización, que hace que el trabajo infantil se empiece a ocultar de otro modo y ese es el desafío para nosotros”.
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Las nuevas herramientas
En este sentido, las maestras tendrán un rol clave en el combate contra el trabajo infantil, ya que hasta ahora consideraban la situación especial de un chico cosechador con la buena intención de ayudarlo a terminar sus estudios, pero lo cierto es que el trabajo infantil está prohibido.

Según Balada, “ahora luchar contra el trabajo infantil oculto no es tocar el timbre y entrar en un casa, ahora vamos a necesitar una batería de instrumentos para concientizar a la familia. En esto estamos trabajando con la DGE, porque también las docentes terminan siendo cómplices de un delito sin saberlo. Por ejemplo, si bien no está permitido dar permiso para la cosecha, se respeta el ingreso tardío de un chico que está cosechando. Estas situaciones existen todavía y se ha puesto a trabajar a un equipo nuestro con docentes para combatirlas, porque aún con todos los avances hay núcleos dentro de la ruralidad que todavía sostienen que el trabajo infantil dignifica, y eso es una falacia, porque el chico tiene que vivir su infancia”.

Salud también tendrá un papel clave para detectar si un niño trabaja en la finca, en el basural o en el domicilio remplazando a su mamá.

“Si un chico va al centro de salud porque se quemó, vamos a entrenar a los médicos para que detecten si ese accidente fue casual o responde a una situación de trabajo infantil”, agregó Balada.

Combatir la pobreza
Una correspondencia de la situación familiar que genera el trabajo infantil en cualquiera de sus formas es la pobreza.

Mejorar la registración, penalizar el trabajo esclavo e infantil, ofrecer guarderías para dejar a los chicos mientras los papás cosechan sin duda son un camino hacia el cambio. Ahora, una realidad palpable es que muchas familias necesitan remplazar el ingreso que el niño dejó de aportar para comer. De ahí se nutren estas estrategias para saltar los controles estatales.

Para Balada, disminuir la pobreza es una meta a cumplir: “No vamos a ocultar la basura debajo de la alfombra, en este país hay pobreza pero debe acompañarnos toda la sociedad, porque es cierto que el estado es lento, pero también la corrupción del empleador que se ahorra los costos laborales y por lo bajo admite que no son tan altos.”

En conclusión, todos los avances sobre el trabajo infantil son más concretos en el empleo más estructurado como actividad económica (patrón, empresa, dependencia laboral). Queda mucho por hacer en el trabajo que hacen los chicos en la calle, en la casa, en los basurales.

Diario Uno, 14 – 01 – 13
Cortesía de Ricardo Nasif

La Quinta Pata

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