domingo, 6 de enero de 2013

Vaca Muerta huele mal

Évelin Torre

En noviembre de 2011, Repsol anunciaba con bombos y platillos el descubrimiento del yacimiento de petróleo no convencional más importante de nuestro país, el de Vaca Muerta en Neuquén.

Tal es la importancia económica que tiene que, muchos dicen, su descubrimiento fue el principal motivo de la expropiación de YPF.

Pero ¿de qué se tratan los yacimientos no convencionales (shale)? En primer lugar, debemos aclarar que bajo ese nombre se hace referencia a una diversidad de yacimientos que requieren diferentes técnicas de explotación. En el caso de las arenas y arcillas compactas – la nueva promesa nacional, algo así como la soja de los hidrocarburos – tienen muy baja o nula permeabilidad y los hidrocarburos están dispersos. Para hacerlos fluir, esas formaciones son fracturadas mediante la inyección de agua a alta presión, a la que se agregan arenas especiales y un coctel de alrededor de 600 productos químicos de diversa toxicidad. Esta técnica es conocida como fractura hidráulica o fracking.

Como puede advertirse, la técnica es mucho más compleja a la utilizada en los yacimientos convencionales que, generalmente, solo requieren una perforación vertical hasta la trampa donde se encuentran confinados los hidrocarburos.

Lógicamente, el punto más crítico del fracking es el de los volúmenes de agua que requiere. Para tener una idea aproximada, para los próximos cinco años se ha proyectado perforar 2.500 pozos en yacimientos no convencionales, según informó en septiembre el ministro de energía, ambiente y servicios públicos de Neuquén, Guillermo Coco. Esos trabajos demandarían 50 millones de metros cúbicos de agua, a razón de 20 mil metros cúbicos por pozo. 20 mil metros cúbicos es la capacidad de almacenamiento de agua que tiene la ciudad neuquina de Cutral Có para abastecer a su población de 35 mil habitantes.
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Las autoridades provinciales aclaran que estas explotaciones no contaminarán los acuíferos porque existe legislación para evitar que ello suceda, sin embargo, la explicación no es muy satisfactoria si se tienen en cuenta los niveles de contaminación generados por la actividad petrolera en diferentes puntos de la provincia, a pesar de que existe legislación ambiental y una dependencia pública encargada de verificar su cumplimiento.

Además, tenemos que resaltar que la acumulación de daños ambientales y sanitarios registrados en distintos puntos del planeta, derivados de la aplicación de esta técnica, ha generado movimientos de resistencia a nivel global. En Estados Unidos se registran numerosos casos de contaminación de aguas subterráneas, aumento de la actividad sísmica, impactos sobre la producción agropecuaria e incremento de afecciones respiratorias, epidérmicas, psíquicas y otras más graves aún, ocasionadas por la ingesta de metales pesados. La agencia norteamericana de Protección Ambiental (EPA) ha confirmado la contaminación de acuíferos debido al fracking e incluso en declaraciones públicas funcionarios afirman que queda mucho por hacer para que esta técnica sea inocua. En definitiva, es un procedimiento experimental sin garantías ni certezas.

Estas situaciones han llevado a las autoridades del estado de Vermont a prohibir el empleo de esta técnica, mientras que los Estados de Nueva Jersey y Nueva York declararon moratorias suspendiéndola. También en Europa el fracking es fuertemente cuestionado, en Francia y Bulgaria dictaron la prohibición, mientras que se dictaron moratorias en Inglaterra y otros países.

En suma, nadie puede negar la importancia económica y social de la explotación del “shale”. Sin embargo, los números que anuncian desde el gobierno no tienen en cuenta los costos ambientales que pesarán, como siempre, sobre los ciudadanos y la naturaleza del lugar.

Por otra parte, la euforia en torno al potencial de los no convencionales niega el problema del pico del petróleo; que no es el agotamiento de los hidrocarburos sino el fin del petróleo barato y de fácil extracción. Es decir, en adelante cada barril tendrá costos económicos y ambientales más altos, en tanto la producción no se incrementará a la par de los niveles de consumo. De allí que lo que el escenario demanda en realidad son otras medidas, como la diversificación de la matriz energética y una substancial modificación en los niveles de consumo; incluso revisar los esquemas de subsidios al gas y la electricidad, que alientan el derroche.

Sobre Chevron
Con relación a la explotación de Vaca Muerta, la semana pasada, el gobierno anunció un acuerdo con Chevron (ex Standard Oil).

Al respecto, es importante tener en cuenta que esta empresa fue recientemente condenada en Ecuador al pago de una indemnización de 19,2 mil millones de dólares, por haber arrojado millones de toneladas de material tóxico a la selva amazónica.

Este desastre ecológico causó la muerte a miles de personas y animales, así como también desencadenó enfermedades de todo tipo; incluso esa zona es la que presenta mayores índices de cáncer de todo el país. Señalan que el aire huele a gasolina, la tierra huele a gasolina, el agua huele a gasolina.

Se han registrado muchísimos casos de personas, especialmente niños, que han fallecido tan solo horas después de consumir agua contaminada.

Como consecuencia del fallo en contra de Chevron, se pidió el embargo de los bienes de la compañía en distintos países. La justicia argentina fue la primera en acceder al reclamo, ordenando el embargo de todos los activos de la empresa, el pasado 7 de noviembre, hecho que podría condicionar las operaciones de la multinacional en Argentina.

Sin embargo, Ali Moshiri, presidente de Chevron para América Latina y África, le restó importancia. De hecho, pese a que la justicia ecuatoriana comprobó el genocidio que la empresa provocó en ese país, Moshiri, dijo en cuanto al embargo, que es una acción ilícita e injusta y que creen poder convencer a la justicia argentina de que debe desestimar el pedido, dejando al descubierto la estrecha moral del magnate que aún sigue negando los hechos y demuestra una falta total de arrepentimiento.

Está claro que esta empresa es uno de los paradigmas del capitalismo, que trata de convencernos con términos como “progreso” y “sustentabilidad” y que finalmente solo nos deja migajas y naturaleza devastada.

En suma, debemos empezar a entender la minería y el ambiente como algo necesario y complementario, fijándose pautas y reglas y creando organismos serios que cumplan las funciones de contralor, pues es inevitable el impacto ambiental de la actividad minera y en vez de seguir negándolo como se ha hecho hasta ahora, se debe trabajar para mitigarlo y, si es necesario, prohibir la técnicas que resulten nocivas.

Y es que es un sinsentido oponerse absoluta e irracionalmente a la actividad minera, pero ¿para qué discutir cuando las técnicas de explotación traen aparejadas la devastación ambiental, el saqueo económico y el derroche de un elemento tan esencial para la vida como es el agua? Habrá que ver si el petróleo que logren extraer de Vaca Muerta será suficiente para alimentar las naves que nos trasladen a otro planeta habitable, cuando ya hayamos acabado con este.

La Quinta Pata

1 comentario :

EDUARDO POO RODRIGUEZ dijo...

NO CABE DUDA QUE EL AGUA ABUNDANTE(VIRTUAL) ES UN PODEROSO IMAN
PARA ENRIQUECERSE A COSTA DE LA SALUD Y LA VIDA. YA EL NOMBRE VACA
MUERTA, LO ANTICIPA.

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