Con la incorporación de las lagunas de Llancanelo y Guanacache como `Sitios de la convención sobre los humedales Ramsar´ y varias acciones desarrolladas en acuíferos, la provincia de Mendoza impulsa el cuidado por sus humedales, imprescindibles para conservar la flora y la fauna de sus desiertos.
“El trabajo que realizamos para la conservación responde a la necesidad de cuidar y administrar un recurso fundamental para la provincia como son los humedales, que están conectados de forma esencial al cuidado del recurso hídrico”, dijo el secretario de medio ambiente y desarrollo sustentable mendocino, Marcos Zandomeni.
Desde hace una década, Mendoza se sumó a esta iniciativa de recuperar y conservar los sistemas húmedos con la incorporación de dos sitios a la `Convención sobre los humedales Ramsar´ como son la Laguna Llancanelo, ubicada en el sur provincial; y Guanacache, en el límite con las provincias de San Luis y San Juan, que abarca casi un millón de hectáreas con la totalidad del Parque Nacional Sierra Las Quijadas y las lagunas de Desaguadero y Bebedero.
“Sacando los ríos, todos los espejos de agua - sean artificiales o no - son humedales”, explicó Zandomeni, en relación a la amplia variedad de hábitats interiores, costeros y marinos que se identifican como áreas que se inundan temporalmente y donde la napa freática aflora en suelos de baja permeabilidad y juega un rol fundamental en el ecosistema.
La convención sobre los humedales es un tratado intergubernamental aprobado el 2 de febrero de 1971 en la ciudad iraní de Ramsar, relativo a la conservación y el uso racional de los humedales, y en la actualidad más de 145 países de todo el mundo han adherido a la misma.
▼ Leer todoAl cumplirse esta semana un nuevo año de su celebración, los países participantes de la Convención Ramsar buscan proteger los humedales por ser sistemas ecológicos que no solo actúan como ordenadores del ciclo del agua y sus nutrientes, sino en el control de inundaciones y sequías, en la provisión de agua, como refugio de la vida silvestre, y hasta en la regulación del clima.
Todos estos beneficios, según explicó el funcionario, “implican también la conservación de la flora y fauna nativas y la identidad cultural”, y “demandan la mejora de insumos para el turismo y la pesca deportiva, logrando así la preservación de nuestros activos ambientales para lograr el desarrollo sustentable de nuestra provincia”.
Si bien la actividad humana en general ha modificado sustancialmente el índice de transformación de los humedales y se han destruido en el mundo muchos más de los que se han creado, en los últimos años se ha volcado mayor atención a la conservación de los humedales dada su importancia para el abastecimiento de agua dulce con fines domésticos, agrícolas o industriales.
En Mendoza existe una treintena de humedales registrados que, además de los dos sitios Ramsar, constituyen áreas protegidas como son las lagunas de Llancanelo; del Diamante; Horcones (en el Parque provincial Aconcagua); y Atuel, Sosneado, y Salinas, las tres ubicadas al sur, en San Rafael.
Todos ellos, más allá del suministro de agua, proveen importantes beneficios a las comunidades como la remoción de tóxicos; ser hábitats clave como bancos genéticos y fuente de vida silvestre; y espacios para recreación y turismo con gran significancia socio-cultural.
“Nuestra provincia, se suma a esta iniciativa de recuperar y conservar los sistemas húmedos, con la posibilidad de nuevas propuestas de incorporación y trabajar en el manejo y gestión de los humedales en forma participativa con las comunidades locales involucradas”, dijo Zandomeni.
Estas actividades incluyen la pesca, la agricultura, la actividad forestal, el manejo de vida silvestre, el pastoreo, el transporte, la recreación y el turismo.
Entre las recientes acciones desarrolladas en el marco del Programa Humedales de la dirección de recursos naturales renovables, se destacan el monitoreo de la calidad de agua del Dique Potrerillos; rescate y translocación de peces de la Reserva Laguna la Salina en San Rafael; y la captura y desove del pejerrey en el embalse Agua del Toro, para incubar las ovas en la estación de piscicultura del Club de Pescadores de San Rafael, y sembrarlos en los demás embalses provinciales.
En tanto, en el marco del `Programa de seguridad y prevención de los espejos de agua´ se hicieron rescates a personas embarcadas y bañistas, distribución de folletería y bolsas para residuos, control nocturno de pesca y fuego, y la recolección de residuos en lagos y perilagos.
Télam, 10 – 02 – 13
La Quinta Pata
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