Córdoba. La asamblea de vecinos autoconvocados “Malvinas lucha por la Vida” presentó un proyecto de ley a la legislatura provincial con el objetivo de impedir la instalación de una nueva planta de producción de semillas transgénicas, la más grande de Latinoamérica, en la localidad cordobesa de Malvinas Argentinas.
Los fundamentos del proyecto giran en torno a las consecuencias sanitarias y ambientales que derivarían de la instalación de la planta, y la violación del artículo 41 de la constitución nacional, a la ley general del ambiente N° 25675 y a varios artículos de la constitución provincial y sus leyes provinciales derivadas.
Por otra parte, la problemática se plantea como una cuestión de orden público, lo que implica que de ser aprobado no necesitaría reglamentación.
“A la ilegalidad del obrar viene a sumarse la arbitrariedad para conformar en conjunto un marco de claro avasallamiento de derechos y garantías”, sostienen los vecinos autoconvocados.
Monsanto, que aumentó sus ganancias mundiales un 87% en los últimos dos años, evalúa apostar al sector de las frutas y verduras, en la mejora de "sabor y calidad" y anuncia inversiones en Argentina por 1.600 millones de pesos para construir plantas productoras de semillas transgénicas.
Lucas Vaca, integrante de la asamblea de Malvinas, afirmó que “hemos llegado hasta aquí; si no nos dan bolilla en nuestro municipio donde nosotros realmente vivimos, tenemos que tomar nuestras medidas y llegar hasta lo más alto. Malvinas no es otro país, donde vulneran nuestros derechos, como ciudadanos y como argentinos, es parte de la Argentina (…) de no haber sido por Barrio Ituzaingó, que levantó la perdiz, nosotros estaríamos viendo qué hacer. Pero gracias a ellos hemos podido levantar la lucha y llegar a esta instancia y reclamar lo más importante como ciudadanos que son nuestros derechos. Queremos que nos dejen votar, queremos la consulta popular, porque es para todos y en interés de todos”.
▼ Leer todoEn el proyecto presentado hicieron hincapié en la descripción de las semillas transgénicas que Monsanto proyecta desarrollar en la nueva planta.
La semilla es denominada “Intacta”, soporta el glifosato, y también a un segundo herbicida, el glufosinato. Este nuevo y venenoso maíz generará altos niveles de contaminación y daño ambiental. “Intacta” es híbrido, que no se podrá guardar para volver a sembrar porque no vuelve a crecer. Inevitablemente contaminará genéticamente a otros maíces vecinos. Por sus características, este maíz genéticamente alterado será utilizado principalmente para biocombustible, es decir, para uso industrial en vez de alimentario. “Por eso, la semilla ´Intacta´ es una amenaza a la salud humana y al ambiente general de nuestro país”, afirman en el proyecto.
Si bien los promotores de la instalación de Monsanto argumentan que la planta no generará contaminación al ser una “procesadora de semillas” y ocultan el carácter tóxico de las mismas, la conclusión del informe presentado recientemente en el Hospital Nacional de Clínicas de la ciudad cordobesa, llevado a cabo por docentes e investigadores de la facultad de ciencias médicas de la Universidad Nacional de Córdoba, sostiene que “la instalación de Monsanto es inviable socio-sanitariamente”.
A través del análisis cualitativo y cuantitativo de la salud colectiva ambiental de la ciudad de Malvinas Argentinas se reconoce que presenta el perfil de enfermedades que se reiteran en las poblaciones expuestas a pesticidas aerolizados de la Argentina y que la población se encuentra en estado de grave vulnerabilidad.
Las enfermedades más recurrentes son las dermatológicas, patologías, problemas reproductivos, abortos espontáneos, cáncer y tumores, malformaciones congénitas, entre otras. El mayor número de casos se concentra en la población que vive cercana a los campos que se fumigan con agrotóxicos.
La doctora Ruderman sostuvo, en relación a la producción de la planta de Monsanto en Malvinas Argentinas, que “se van a procesar 3,4 millones de bolsas de maíz. La planta va a tener una enorme torre de almacenamiento y, por lo que se sabe, más de 240 silos de acopio de maíz transgénico. Esa cascarita manipulada genéticamente y rociada de agroquímicos es lo que va a respirar la población”. El tratamiento de maíz implica, entre otros procesos, un sistema de “venteo” a alta temperatura que provoca la salida de esas cascarillas al ambiente.
Los vecinos de la localidad atacaron fuertemente contra Monsanto: “No es justo que jueguen con la ilusión de progreso en una población con un desorden sanitario, económico y social semejante a países sometidos a pobreza extrema. Una empresa acusada de provocar el golpe de estado en Paraguay, muertes masivas de campesinos en el mundo, trastornos en la salud irreversibles (…) amenazan con patentar semillas y quitarle el derecho a las personas a consumir alimentos sanos”. Y remarcaron el valor de la investigación “porque constituye una herramienta para la lucha y la posibilidad de contar con datos concretos sobre la situación social de contaminación de los vecinos”.
Red Eco – Ecos Córdoba, 07 – 02 – 13
La Quinta Pata
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