domingo, 17 de marzo de 2013

El Papa, la realidad y muchas fantasías en Buenos Aires y Roma

Emilio Marín

La consagración del cardenal argentino provocó un cimbronazo internacional. La política no es una ciencia exacta, pero tampoco la pavada. En Roma y sobre todo en Buenos Aires, hay muchas fantasías sobre lo que viene.

Ayer se analizó aquí la significación y posibles alcances de la designación papal. Habrá que volver sobre este tema, novedoso y complejo, con mucho hilo en el carretel en cuanto al cardenal pero con una madeja que recién empieza en tanto Pontífice.

La elección de un Papa latinoamericano y argentino tuvo comentarios favorables en la región y el país; hubo entusiasmo de gobernantes radicalizados con los que Bergoglio no podría sentirse a gusto. Nicolás Maduro y Rafael Correa festejaron como si se hubiera producido un golazo de sus respectivos equipos.

La presidenta argentina estuvo más medida y protocolar, pero también expresó sus mejores deseos al jefe de la Iglesia, pidiendo algunas gestiones ante el capitalismo global que difícilmente el aludido quiera o pueda realizar.

En ese marco de expectativa esperanzada, para emplear una gastada expresión local, el cronista se ubica en una posición de desconfianza.

Además de historias ya conocidas, que hacen al comportamiento de la cúpula eclesiástica durante la dictadura y del propio obispo, hubo algo grave en su primer sermón como Papa. Es algo actual, no de treinta y tantos años atrás. En italiano, Francisco, que es Bergoglio, predicó ante los obispos: "podemos caminar, edificar, pero si no nos confesamos a Jesucristo la cosa no va; cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa a la mundanidad del diablo".
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Y allí está uno de los problemas de la personalidad política del jesuita. ¿Tiene capacidad de autocrítica? Si así fuera, ¿por qué no pidió perdón por sus complicidades con la represión ilegal? Aun siendo benignos y considerando que él no entregó a los jesuitas Yorio y Jalics - hay pruebas consistentes de que sí - lo menos que se puede decir es que no los defendió a posteriori de su paso por la ESMA ni denunció a los secuestradores que habían dañado a su Compañía de Jesús.

Próximos a cumplirse 37 años del golpe, Bergoglio no pidió perdón por esas omisiones y/o complicidades. ¿Cómo creerle entonces su sermón, ya Papa, de que "si no nos confesamos a Jesucristo, la cosa no va"?

Fantasías de Almodóvar y CFK
Una fantasía que difícilmente baje al mundo terrenal fue la exhortación de Pedro Almodóvar de que Francisco construya una iglesia donde el hombre y la mujer sean iguales, no haya celibato y se admita el matrimonio de homosexuales.

Esto último ya es ley en Argentina desde julio de 2010 y el cardenal primado declaró que era un designio del diablo, del que la ley era un mero instrumento. Y movilizó los colegios católicos para presionar a los legisladores, sin éxito, luego de haber conseguido que su amigo Mauricio Macri frenara algunos casamientos de gays en la Ciudad Autónoma.

Si Almodóvar quisiera casarse con otro hombre, tendrá la chance de venir a Buenos Aires; en Madrid tiene cero posibilidades y con Francisco en el trono, seguirá en ese rango.

La recomendación de Cristina Fernández para el flamante Pontífice, de que dialogue con las grandes potencias a fin de que sean solidarias con su gente y los países emergentes es una misión imposible. En parte porque el aludido no tiene prevista una pulseada con los imperios sino que tratará de sanear al suyo, que en muchos aspectos está en ruinas. Y aun suponiendo que cierto conservadurismo popular de Bergoglio, de su pasada pertenencia a "Guardia de Hierro", lo llevara a asumir aquel rol de adecentar potencias, el resultado sería un rotundo fracaso. El horno no está para bollos en el capitalismo global en crisis. Sólo una movilización de pueblos enteros puede quebrar esos esquemas de ajuste y no las homilías en la Plaza de San Pedro, desde un balcón tradicionalmente en componendas con los dueños del mundo.

La fantasía de Mariotto
La presidenta argentina estuvo muy diplomática en sus valoraciones de la elección papal. Mucho no debe haberle agradado que el elegido fuera el cardenal que tanto criticó a su gobierno y antes al de Néstor Kirchner, alegando cuestiones de forma (inventó que CFK generaba "crispación") pero que tenían mucho contenido conservador.

Por caso, el obispo le pidió "un gesto de grandeza" durante el largo conflicto con las patronales sojeras, como si la resolución 125 no fuera justa y la verdad estuviera del lado del salvaje Alfredo de Angeli y la Mesa de enlace.

Mucho antes, en febrero y marzo de 2005, el matrimonio Kirchner había estado muy enfrentado con el cardenal a raíz de Antonio Baseotto, el vicario castrense que pidió arrojar al mar, con una piedra atada al cuello, al ministro de salud, por admitir abortos no punibles previstos en la legislación desde 1921 y por la distribución gratuita de preservativos.

Con eso, más la campaña del arzobispado en contra de la ley del matrimonio igualitario, realmente demonizada, se entiende la pica que había entre el obispo y la Casa Rosada.

Para completar el panorama, cabe recordar que cuando Kirchner tuvo una primera operación, de la que salió bien, llegó un cura para darle la extremaunción, que su familia no había pedido. Todos miraron a Bergoglio como responsable de la jugada, de la que el ex presidente se burló diciendo "ya me querían ver muerto".

Por eso llama la atención que en las filas kirchneristas se haya destapado una corriente bonaerense integrada por el vicegobernador Gabriel Mariotto, el jefe del Movimiento Evita, Emilio Pérsico y su segundo, Fernando Navarro, haciendo una defensa cerrada de Bergoglio. Mariotto lo patentó en el programa 6, 7, 8 : "es un Papa peronista". No lo dijo en el sentido de "Papa lopezrreguista" sino como un canto al tercermundismo y a la raíz nacional y popular. Guillermo Moreno, que también proviene de "Guardia de Hierro", repitió el eslogan de Papa argentino y peronista.

Mariotto vuelve a identificarse así con Daniel Scioli, con la diferencia de que este siempre se inclinó ante la figura del obispo, defendiendo su obra y política.

Derecha fabula y confabula
Scioli confesó sin tapujos ante Radio Mitre-Clarín , que "siempre recurrí a Bergoglio en búsqueda de tener ese respaldo y esas palabras; sus palabras me permitían ir encontrando los caminos, con optimismo y fe; sin esa paciencia que transmite, seguramente no hubiera podido". Un asesor de lujo tenía el ex motonauta...

Lo suyo era muy parecido a lo de su amigo Macri, quien declaró: "debe ser la noticia más importante de la historia de la Argentina, (Bergoglio) siempre fue para mí un momento de reflexión, de consejo y un lugar donde encontré paz y sabiduría".

Ambos exponentes de una política conservadora y de derecha (Scioli y Macri), revelaron haber cultivado por años una relación de absoluta confianza y cierta subordinación ideológica con Bergoglio.

La diferencia radica en que el gobernador bonaerense tiene la fantasía de que su amigo, ya Papa, no se meta tanto en la órbita nacional. "Es un líder espiritual mundial y va a estar mucho más allá de la política local", pronosticó. El jefe del PRO reza para que Francisco, que es Bergoglio, venga seguido a Buenos Aires y que tanto aquí como desde Roma baje línea conservadora respecto a lo que aquí está mal, que sería casi todo, para poder esmerilar el caudal electoral de Cristina Fernández.

La derecha argentina implora que se verifique la descripción hecha por Fabián Perechodnik, director de Poliarquía, ante el diario La Nación : "el país ahora va a tener dos líderes indiscutidos. Cristina Kirchner es la conductora del oficialismo, es la presidenta y la jefa de estado. Bergoglio es el jefe de otro estado, el Vaticano, y líder espiritual de 1.200 millones de personas, entre los cuales hay millones de argentinos. Ellos ya no están en un plano de igualdad".

La última frase es la más importante del razonamiento: "ellos ya no están en un plano de igualdad". Francisco tendría más poder que Cristina, porque rige un estado con 1.200 millones de fieles, mientras que ésta tiene "apenas" el 54% de los votos entre 40 millones de argentinos. La consultora, además, sostiene que ese porcentaje ha caído mucho desde el cacerolazo del 8 de noviembre en adelante, así que la pulseada sería más despareja aún.

Esas fábulas y confabulaciones tienen varios feligreses. Algunos están presos por sus crímenes y confían en salir libres, como el general Menéndez; otros son de comunión diaria como Elisa Carrió y otros recién catequizados, como Pablo Micheli, de la CTA, quien de tanto peregrinar al lado de Hugo Moyano ya parece de la misma cofradía. Micheli dijo frente al ministerio de trabajo, el jueves: "ya tenemos a Messi el mejor del mundo, ya tenemos un Papa argentino y ahora falta un gobierno popular en la Rosada".

También pudo haber agregado que "ya tenemos una princesa que será reina, Máxima; a Paolo Rocca en la lista de millonarios de Forbes y a Del Potro en las semifinales de Indian Wells". Pero esa óptica es casi chauvinista y una ridícula mezcolanza de peras y manzanas, algunas ya podridas. Así se festejaron campeonatos equivocados como el de 1978. A propósito, ¿qué habrá hecho Bergoglio, tan futbolero y "santo", cuando Argentina salió campeón con los auspicios de Videla y Massera?

La Arena, 17 – 03 – 13

La Quinta Pata

1 comentario :

http://rolandolazarterapeutacomunitario.blogspot.com/ dijo...

Yo me permito creer. Me permito apostar en que algo de bueno y de nuevo puede surgir de la conducta de una persona. Hoy es muy fácil tirar piedras a quien no enfrentó a la dictadura. Pero cuántos pudieron hacerlo? La mayor parte, tuvimos que contentarnos con no hacer mucho ruido para poder seguir viviendo.

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