Torturan a un ciego

Roberto Vélez

Se impone descabezar las cupulas y remover al funcionario Sarmiento

Después de 40 años del genocidio y de 30 de nuestras denuncias, han sido condenados en unos casos a perpetua y en otros a varios años de reclusión, torturadores que actuaron en cárceles, comisarías y campos de concentración. En todo aquel proceso la justicia provincial brilló por su ausencia.

Paradójicamente, a otras denuncias públicas de apremios en las cárceles locales, en el exCOSE y comisarías, se suma la que se ha divulgado hoy, mostrando a una persona ciega, salvajemente golpeada.

La respuesta oficial del carcelero mayor Sarmiento es relativizar los hechos, posicionándose junto a los torturadores.

Esto ya ha pasado. En circunstancias en las que Orozco y Grillo eran capitostes del ministerio de seguridad, los denuncié como protectores de tales prácticas. El procesado por el radicalismo – Iglesias/Cobos de por medio – termine siendo yo. El ministro había resultado ser socio de un criminal del ejército hoy fugado.

Se repite la historia. Otros son los funcionarios. Genuflexos, timoratos o cómplices, da lo mismo.
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En simultáneo unos cuantos hipócritas al estilo Miranda, han radicalizado su discurso para ponerse en la cresta de la ola. No solo fue colaborador de un funcionario de la dictadura en Las Heras – Furfuri – sino que además nunca se le conoció en más de 20 años señal de adhesión al ideario ni a las tareas relativas a los derechos humanos. Al contrario. Vació de contenido una ordenanza de mi autoría que le indicaba investigar los crímenes que realizó la fuerza aérea en Las Lajas.

Aunque sí lo vemos a diario en prácticas políticas funcionales a la canadiense San Jorge, a Cuyoplacas y a grupos locales non-sanctos, de la mano de la corrupción estructural en la municipalidad de Las Heras.

En días como hoy, se impone repetir… la memoria no es suficiente . No puede reducirse el repudio a la dictadura, a catarsis en las marchas. Hay que enfrentar hoy a torturadores y represores. Donde quiera que estén, muchos de los cuales – descendientes de los otros – siguen haciendo sus prácticas desde el estado. Y desenmascarar a muchos hipócritas e impostores, que hacen plata haciendo gárgaras con los derechos humanos. Los que importan verdaderamente, son los que en este mismo momento se violan en instituciones del estado .

En el caso de este nuevo despreciable hecho, se impone remover toda la guardia penitenciara; desde el oficial de servicio para abajo.

Adelantándonos a lo que dirán algunos burócratas superiores decimos que no hay que esperar ninguna decisión de la justicia . Hay que remover legal y administrativamente.

Y al señor Sarmiento, el de los delicados gestos a los responsables de apremios, echarlo.
Se impone que actúen fiscales de oficio y los parlamentos que se pronuncien e investiguen.
El gobernador Pérez, jefe de las policías y la penitenciaria, debe actuar enérgicamente.
De lo contrario él Nunca Más seguirá siendo solo una frase.

La Quinta Pata