Ramón Ábalo
Con banda de música policíaca, con presencia y discurso del gobernador José Luis Gioja y el incienso a cargo del obispo, este jueves se vivió en San Juan una jornada realmente histórica al darse a conocer, por el tribunal oral y público del juzgado federal, el fallo del primer juicio contra los genocidas del ‘76, el que se viene realizando en la jurisdicción local.
El acto oficial, digámoslo así, se llevó a cabo en el predio llamado "La marquesita", el que había sido un camping de los suboficiales del regimiento de infantería de montaña 22, convertido en un campo de detención de militantes políticos secuestrados y el de su posterior exterminio. Se colocó allí un letrero como señalamiento que dice: "Por la memoria, verdad y justicia". Un integrante de una organización juvenil presente afirmó que la presencia del obispo en el lugar era contradictoria por dos razones: una, porque ya se sabe cuál fue el rol de la cúpula de la iglesia católica durante la dictadura, y otra, porque este obispo, que tiene una sobrina desaparecida, nunca hizo nada para saber de ella, e incluso se negó a dar sangre para contribuir a la búsqueda de sus restos.
Igualmente relevante y más emotivo fue la vigilia que se realizó previamente a la difusión de la sentencia por parte del tribunal federal. La misma se realizó frente al rectorado de la Universidad de San Juan donde, en un salón adecuado, transcurrió el juicio.
Recordemos que durante varias jornadas, en un año y medio, estuvieron sentados en el banquillo de los acusados, los represores Jorge Olivera, Osvaldo Martel, Horacio Nieto, Daniel Gómez, José Del Torchio, Gustavo Demarchi y Antonio Lazo, miembros de las FFAA y de la policía local. Pasaron decenas de testigos, los que aportaron valiosas pruebas para llegar al acto condenatorio. Una de las víctimas de la represión fue la actual jueza Margarita Camus, hija de quien fuera gobernador peronista de la Provincia en la década del 50, muy emocionada decía: "Hubo provocaciones reales...ellos querían una reacción...cuando declaró mi hermano -que también fue víctima- lloré mucho...mi familia me ha sostenido siempre. Hubo momentos muy duros...daban ganas de reaccionar, no digo pegarles pero al menos insultarlos...".
La vigilia la protagonizaron miles de sanjuaninos, la mayoría jóvenes de sectores políticos kirchneristas, como la Cámpora, justicialistas y también del partido comunista, pues una de las causas tenía que ver con el secuestro y desaparición de J. Carabajal, militante de esta última agrupación. Asimismo, llegó desde Mendoza una delegación de los organismos de derechos humanos de esta provincia, los que siempre han tenido una mirada atenta a estas causas, como a lo que ocurre en San Rafal, otro lugar donde se investiga a represores del ‘76.
La marquesita genocida
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