Rolando Lazarte
A veces me pongo a poner letras en una hoja, como ahora, y me viene una paz bárbara, tranquilidad. Todo se empieza a ordenar, y yo me ordeno también, me organizo, estoy en mi lugar. ¿Cómo puede ser el lugar de una persona una hoja, una página?
No sé cómo puede ser, pero sé que es, que puede ser, que es de hecho, sin ninguna duda. He ido escribiendo tanto a lo largo de mi vida, que ya vivo en un mundo que es prácticamente mío, hecho por mí. Fui recreándome desde dentro.
Por ahí tengo algunas recaídas, y me viene como en otras épocas la tentación de tomar como real lo de los diarios y la televisión, lo de los intelectuales discursivos y estériles. Pero en seguida entra en acción un mecanismo de recuperación que me trae de vuelta a lo verdadero, a lo que está aquí, a lo que soy.
No es tan automático así como está dicho aquí, pero es más o menos así. Hay veces que el extrañamiento se prolonga y entonces el frío. Entro como en un vacío, una tierra de nadie, un lugar sin vida. Ya estuve allí durante mucho tiempo, el tiempo en que sentía que no tenía un lugar en el mundo, que era un nowhere man, un hombre de ningún lugar.
Era el tiempo de tratar de satisfacer expectativas ajenas incorporadas como una especie de veneno continúo autoinyectado. Una autodestrucción constante. Pero intenté y sigo intentando cada vez que esto ocurre. Lanzo manotazos de ahogado, busco un amigo, oro, escribo, lloro, recuerdo flores y caminos tranquilos, la montaña, un río, el mar.
Nado desesperadamente hacia acá otra vez. Buscando otra vez la esperanza otra vez la certeza, otra vez el sol, siempre el sol, en medio de la noche y del día. Esto se ha verificado muchas veces a lo largo de mi vida. Sé que esto le ocurre con muchas otras personas también.
Perderse y encontrarse, un vaivén, un ir y venir. Un sucumbir a la oscuridad y un ir abriéndose paso otra vez a través del velo de la nada. Quién sabe la vida sea esto, al menos para mí y para mucha otra gente. Un tratar de ir encontrando lugares que se mueven, que se desplazan, que cambian, en un movimiento constante.
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