lunes, 12 de agosto de 2013

Primeras mujeres de América (I)

Juan Isidro Maza, Mujeres en la historia de Mendoza, Buenos Aires, 1989, Fundación Boston. "Con un rigor metodológico que quizá hoy la historiografía pudiese reprochar, el autor aborda con firme decisión investigativa una temática que hace un cuarto de siglo atrás (época de su publicación) alcanzaba un rango secundario o decorativo en los ámbitos de divulgación de las ciencias sociales de entonces: la problemática de la mujer. Por eso es interesante releer estas visiones desde ópticas más actualizadas, no sólo para sopesar diferencias conceptuales o registrar usos y abusos con referencia a ese complejo orbe de ‘lo femenino’, sino para construir una nueva mirada crítica, una revisión en la manera de narrar y revalorar lo acontecido."

Eduardo Paganini

La historia de la provincia de Mendoza se nutre no sólo de la presencia del hombre en sus principales y conmovedores pasajes; la mujer participó siempre de la inquietud forjadora de su progreso en todos sus órdenes; bastaría señalar un acontecimiento caro de nuestro pasado, cuando de las manos de sus patricias surgió la bandera que el glorioso Ejército de los Andes al frente del general don José de San Martín, llevaría en su gesta libertadora a Chile y al Perú.

Los textos de historia sólo se refieren a nuestras patricias en épocas del nacer de la patria, pero en los viejos archivos se localizan, actuando activamente, mujeres en el principio de la fundación de la ciudad de Mendoza, actividad que se fue extendiendo en el ámbito de la provincia, por lo que resulta digno hacer una recordación de la actuación y colaboración que prestó un número importante de mujeres en las distintas etapas y en la obra fecunda que hace honor a la historia de la tierra mendocina.

No se pone en duda que puedan escapar involuntariamente en esta investigación el nombre de algunas mujeres, pero ello se debe a no encontrar documentados los respectivos antecedentes.
Pese a ello se presentará una nómina de mujeres que tuvieron importante actuación en la historia mendocina.

Cuando la Madre Patria descubrió el Nuevo Mundo y los conquistadores pisaron tierra de América, no vinieron en un principio mujeres hispánicas, dando origen a que nacieran muchos idilios entre los primeros españoles con mujeres indígenas de las distintas regiones que iban conquistando.
Hernán Cortés, conquistador del Norte, tuvo por amante, intérprete y consejera a la princesa azteca llamada Malintzin[i], la que fue bautizada con el nombre de Marina, por fray Bartolomé de Olmedo, mujer ejemplar sin cuya ayuda Cortés no hubiera conquistado México.

El capitán Pedro de Alvarado, lugarteniente de Cortés, se unió en matrimonio con la india azteca que pasó a llamarse doña Luisa.

Francisco de Pizarro, conquistador del Perú, retiró del monasterio incaico de Aolla Huasi a la princesa llamada Tocto Collo Coca, hija del emperador Huayna Capac, conocida también con el nombre de Ñusta[ii] Yupamqui, la que fue bautizada con el nombre de Angelina y a la muerte de Pizarro pasó a ser la mujer del capitán Francisco de Ampuero, que actuaba como regidor del Cabildo del Perú.

Garcilaso de la Vega, en su libro Comentarios Reales de los Incas, manifiesta que Francisco de Pizarro tuvo otra mujer incaica que se conoció con el nombre de Inés Payllas.

El conquistador de Chile, Pedro de Valdivia, trajo desde el Perú en su expedición a otra princesa incaica, la que fue bautizada con el nombre de Inés Suárez, pero fue conocida en las tierras de Arauco, como la Marina Chilena, quien a la muerte de Valdivia pasó a ser la mujer de Diego de Almagro.

El capitán Gaspar de Lemos, descendiente de don Pedro Antonio Fernández de Castro Andrade y Portugal, conde de Lemos, tuvo igual suerte al elegir por esposa a otra princesa incaica, mientras que el capitán Juan Eugenio de Mallea, que actuó en la fundación de la ciudad de San Juan de la Frontera, se unió en matrimonio con la hija del cacique Angaco y fue bautizada con el nombre de Teresa de Acensio.

En los primeros tiempos de la conquista fueron numerosas estas uniones y muchos caciques de las distintas regiones de América ofrecían como honor a los conquistadores sus hijas casaderas para que fueran aceptadas como esposas.

En conocimiento del ministro de Asuntos de las Indias del emperador Carlos V, y a la vez obispo de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca, de que las uniones entre indias y españoles por lo general no guardaban las reglas católicas, prohibió por decreto las mismas y autorizó sólo los casos en que las doncellas expresadas recibían el bautismo con nombres cristianos[iii].

Los frailes Bartolomé de las Casas, Bartolomé de Olmedo y Gaspar de Carvajal, fueron los primeros capellanes que en América efectuaron muchos bautismos para que las doncellas indígenas pudieran contraer matrimonio con los hispánicos que llegaron en los primeros tiempos de la conquista.

El capitán Juan de Coria y Bohorques utilizó como segundo apellido el que correspondía a un Toqui[iv] de los incas, como lo utilizaron sus descendientes y el mismo Pedro Chamijo[v], que haciéndose llamar Bohorques quiso pasar por heredero de los incas y después de realizar una serie de pillajes terminó su vida ejecutado.

Numerosos acontecimientos en aquellos tiempos y de estos casos acontecieron en las distintas tribus de los aztecas, tlascatecas[vi], cholulas[vii] y mayas, como también en las comarcas de los caciques Nicarao y Bogotá, en el imperio de los incas, en las araucanas de Chile, en las calchaquíes del norte argentino y en las mismas tribus huarpes de Cuyo, que se podrían exponer, pero esta investigación radica en el tema Mujeres en la Historia de Mendoza naciendo de la pregunta: ¿Cuál fue la primera mujer esposa de español que llegó a las tierras mendocinas?

Baulero: Eduardo Paganini

Fuente

[i] Se refiere a Malinali que por su condición de princesa náhuatl merecía el nombre dignatario de Malintzin y que posteriormente fuera adaptado al castellano como Malinche.[N. de El Baúl; como todas las subsiguientes]
[ii] En lengua keshwa posee un significado similar al occidental y cristiano de princesa.
[iii] Este principio restrictivo (no guardar las reglas católicas) tiñe de sospecha de eufemismo a la expresión anteriormente utilizada de “esposa” y desvirtúa toda armonía en esas relaciones, más próximas a apropiaciones impuestas.
[iv] Jefe, general o comandante en mapudungún, la lengua mapuche. Según la Real Academia Española (R.A.E.): “Entre los antiguos mapuches, jefe del Estado en tiempo de guerra”.
[v] Bohorques o Bohorquez: sobre este sujeto, digno de la picaresca latinoamericana, noveló Roberto J. Payró en dos oportunidades con sus relatos históricos: El falso Inca (1905) Chamijo (1930)
[vi] Tlaxcaltecas.
[vii] Cholultecas, pobladores de Cholula, donde Cortés ejecutó una de las mayores matanzas.

La Quinta Pata

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