domingo, 15 de septiembre de 2013

La seguridad-inseguridad: una cuestión ideológica

Ramón Ábalo

Aunque se niegue desde las usinas "manos duras" por la problemática de la seguridad en el país, y en Mendoza en particular, la cuestión tiene arraigo y acción desde las posiciones anti-derechos humanos, anti-justicia garantista, anti-pobreza y anti-juventud.

En la época menemista, de la entrega más vil de los recursos y riquezas nacionales, se repetía con cierta ironía, pero con convicción en algunos, que la pobreza se erradicaba totalmente si se eliminaba a los pobres. Es una obviedad, pero bien fascistoide y antihumana, con antecedentes exuberantes en toda la historia de la humanidad. Y ahora, sin ironía alguna, aparecen los profetas delirantes de la seguridad-inseguridad con una mirada oblicua hacia una categoría de jóvenes, todavía casi niños, para colocarlos en el índex de los códigos penales de toda laya.

La delincuencia es una lacra y atenta cotidianamente a la seguridad de la sociedad, a la llamada paz social, lo que no se niega. Que haya delincuentes que roban y asesinan, que la mayoría son muchachones es una realidad, como que también ya el delito es una estructura en bandas organizadas, orgánicas al sistema ideológico presente, el capitalismo, también se comprueba. Como también es requetesabido que mucho tienen que ver los embates contra el rol del Estado por el trabajo, el salario, la enseñanza pública, la salud, la cultura. Son los que acaparan la riqueza, la producción, la plusvalía de los trabajadores, técnicos, científicos, artistas. Y también el de la explotación de la trata. Son los que constituyen el pode real, concreto, los monopolios internacionales, las finanzas especulativa, la de las burbujas inmobiliarias y bancarias. La de los paraísos fiscales, el monopolio de los medios audiovisuales y escritos convertidos en poderosas empresas económicas, pero con el monopolio de la palabra y las ideas, la opinión. El monopolio de la deformación de la realidad, la mentira y la descalificación del otro, del que opina con miradas en el sur. Y el monopolio de la droga y del consumismo.

Y acá, al lado nuestro, los que descalifican a los derechos humanos, a sus militantes, a los organismos, a los jueces y tribunales que condenan a los genocidas que cometieron tropelías en estas tierras cuyanas. Tropelías y asesinatos, torturas, vejaciones y desaparición de personas enmarcados en el terrorismo de Estado. Acá, al lado nuestro, los de la derecha política que se alinea en la "mano dura", de los Cassia, Petri y Quiroga, con aliados que no titubean en autodenominarse progresistas pero prendidos a los faldones de los fascistoides nativos.

El alto grado de la acción delictiva como asimismo el de la respuesta maniqueista y del progresismo delirante y chantajista, se entremezclan con los espasmos sistémicos que esa realidad le provoca al Estado y al gobierno que lo representa. Para el caso, el de Mendoza, apabullado por esa realidad, para colmo en tiempos de elecciones. Y entonces el gobernador, los gobernantes, el Paco Pérez que se acordó y convocó a un tal Lafalla, ex gobernador al que hace veinte años atrás lo acosó la misma realidad, incluso con un motín policial, pero tuvo la ocurrencia de convocar a todas las fuerzas políticas para debatir y encontrar la solución. No faltó nadie y todos con la mejor intención. Pero el mismo Lafalla -lo tenemos bien presente- fue el que privatizó, al compás del menemismo, Obras Sanitarias, Luz y Fuerza y la Caja de Jubilaciones provincial, entregándola a la voracidad capitalista de las AFJP y a los monopolios, que son la levadura, entre otras lacras de la sociedad, de la delincuencia, y expresiones de la falacia capitalista.

La convocatoria del gobernador será masiva y el debate con todos los ingredientes y saberes de la buena voluntad, como aquel de hace veinte años atrás de Lafalla, y que de una u otra forma se viene insistiendo en foros de toda especie, legitimados por el afán colectivo de una sociedad sin delincuentes. Pero difícilmente se debata el problema de fondo, que es el sistema político e ideológico en que se enmarca el problema o sea el capitalismo.

Difícilmente se ponga en cuestión el cambio de ese sistema como solución y su sustitución, por ejemplo, por el del socialismo del siglo XXI, que proclamara el gran Hugo Chávez y cuya construcción constituye lo primordial y vital del camino libertario emprendido por nuestra Latinoamérica. No hay otro.

La Quinta Pata

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