domingo, 18 de mayo de 2014

El enemigo de tu enemigo es tu amigo

Manifestantes prorrusos en el centro de Donetsk.
Alfredo Saavedra

En el actual conflicto entre los Estados Unidos y Rusia, por la situación en Ucrania, donde un importante sector de la población de ciudades del este se encuentra en estado de insurgencia dentro de un proceso de autodeterminación, un vasto sector de usuarios de las redes sociales, presentes en la importante fuente de información RT, se ha volcado a favor de la posición identificada con los ciudadanos en rebelión, en lo que es un virtual rechazo a la intromisión yanqui que encabeza una conspiración en servicio del gobierno pro fascista de Kiev, capital ucraniana.

El respaldo de una opinión mayoritaria de origen hispanoamericano pero con participación de otras nacionalidades, se manifiesta con simpatía abierta hacia la posición de Rusia, tras la recuperación de esa nación del territorio de la península de Crimea, perteneciente a la soberanía de Ucrania hasta hace solo dos meses por absurda donación en 1954, del por entonces premier ruso Niñita Krushev, tal vez subestimando el curso histórico que llevaría a la disolución de la Unión Soviética, propietaria por naturaleza de ese territorio peninsular.

Rusia, ahora, ya no es el estado socialista que fue durante la gloria del bloque soviético y más bien su modelo económico tiene una base precapitalista, con la presencia de un esquema similar al de los países del conglomerado neoliberal que impera sobre una porción considerable del globo. Hay en Rusia una oligarquía que rige con todas las normas que le son pares con las naciones bajo la égida del capitalismo. Pero aún en ese contexto de manera probable por las contradicciones que se dan en un esquema de explotación, hay indicios de la aspiración de algunos segmentos de la población porque se revierta el proceso para devolverse a lo que fue la ortodoxia del socialismo que le dio carácter de importante liderazgo en el mundo a la Rusia del entorno socialista con sus avances en la organización social, la cultura, la economía y la solidaridad internacional.

En las regiones del este de Ucrania, en particular las ciudades de Donesk, Luhansk y Mariupol, reprimida ésta última por el ejército y abatida en los últimos días por mercenarios de Kiev, con una población mayoritaria de origen ruso, prevalece el sentimiento de adhesión a la madre patria y es manifiesta la identificación con el pasado socialista de la gran nación lo cual es evidente con los símbolos representados por la estatua de Lenin, enhiesta en varias ciudades de esa región. Eso agregado a la simpatía por las mejores condiciones de vida que se dan en los centros de trabajo en la frontera rusa, lo cual es posible que produzca la proyección de sus habitantes para que sus regiones pasen a formar parte como estados de la confederación rusa.

En la actualidad se han puesto de manifiesto grandes contradicciones dentro del conflicto que ha derivado en el antagonismo entre Rusia y los Estados Unidos y su bloque subalterno de Europa y Canadá afín al desafío de Washington que de forma ridícula ha impuesto sanciones contra el gobierno ruso dirigido por Vladimir Putin, que resultan ridículas por inoperantes y que suponen castigo contra la gran nación por su protagonismo en la sublevación de las regiones del este de Ucrania, protagonismo que se quedó con el apoyo directo en la auto proclamación de Crimea, pero que en la revuelta posterior en las ciudades ucranianas envueltas en la actualidad en una rebelión con alto costo humano por la agresión despiadada en contra de los sublevados, ha tenido más bien un carácter conciliador tendiente a una solución que por el momento no se vislumbra.

Las tan publicitadas sanciones económicas han resultado más que inoperantes ridículas porque para Europa, aliada con Estados Unidos, pueden ser ruinosas no solo por la eventual suspensión del suministro del gas, proveído por Rusia, sino por los importantes convenios comerciales de mayor beneficio para los suscriptores del continente europeo, Canadá y hasta Estados Unidos. Alemania tiene gran dependencia de los energéticos rusos, Francia le construye a Rusia una flota de barcos, que de suspenderse dejaría sin trabajo a miles de laborantes y al país sin ese ingreso de divisas; Gran Bretaña tiene en Londres presencia de grandes inversiones de capital ruso, Canadá perdería el beneficio por un contrato para la fabricación de una escuadra de aviones que son construidos por encargo de Rusia, y Estados Unidos se ha cuidado de imponer sanciones a capitalistas rusos con los que tiene negocios. La hipocresía de Norteamérica y sus aliados de Europa es inapelable.

En ese panorama hace la presencia de una opinión pública que se inclina con una simpatía muy fuerte para con Rusia, aunque sea nada más para estar en contra de los Estados Unidos, por su permanente rol intervencionista en el mundo y en particular en Latinoamérica, donde tradicionalmente ha apoyado a las dictaduras de derecha y ha sido un promotor de contrarrevoluciones para intentar o concretar la caída de gobiernos progresistas de profunda raigambre popular. De ahí que sea válido recapitular en ese contexto el apotegma atribuido a Maquiavelo de: El enemigo de tu enemigo es tu amigo.

La Quinta Pata

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