domingo, 8 de junio de 2014

Escribiendo

Rolando Lazarte

¿Qué escribiría? ¿Qué podría llegar a escribir? ¿Estaría, como tantas otras veces, escribiendo por el mero placer de hacerlo? Sería ya un excelente motivo. Escribir para sentirse bien. Dejar que las palabras vayan llegando, y vos con ellas. Dejar que el mágico ritual ya tantas veces repetido, te fuera trayendo de vuelta.

Mientras voy apretando las teclas, viendo las letras, en fin, ejercitando este antiguo hábito, me viene una sensación muy buena. Es como si el mundo interno y el externo se igualaran. Como si la hoja que se va cubriendo de letras y palabras y frases y parágrafos, la hoja en fin, fuera el lugar exacto donde todo se equilibra.

Todo está como debe ser. Todo es lo que es, ni más ni menos. Y todo está bien. Entonces cuando llega ese punto, cuando la superficie de la hoja que es agua que refleja el cielo y los árboles del parque esta tarde de otoño, cuando todo está donde debe estar y todo es como debe ser, dejas que las palabras vayan viniendo por sí mismas.

Dejas que el flujo dela vida te vaya acogiendo en este lugar inmemorial donde se dan cita todas las palabras que escribiste, las que leíste, las que te fueron moldeando y las que moldean el mundo en que vives.

La Quinta Pata

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