domingo, 6 de julio de 2014

Tres imágenes y un salmo

Rolando Lazarte

Hoy, durante el día, en varios momentos, me acompañaron estas imágenes: un manantial de aguas claras, los renglones de un cuaderno, y hojas de otoño que vi en el piso del parque, asemejando estrellas. El salmo es el 23, que recité junto a mi padre y con él, a la tarde y a la noche de este día.

Ahora quisiera decir algunas cosas sobre estas imágenes y sobre este día que está por terminar. Tal vez sea desnecesario, pues las imágenes hablan por sí mismas. El agua clara del manantial es la pureza del corazón. Esto se ve en las intenciones delas personas que hacen el bien, que tratan de compartir con los más necesitados, los recursos culturales de las clases más favorecidas.

También es el amor que nos anima y nos guía en la vida diaria. Los renglones son como las baldosas por donde caminamos, o las cuerdas de una guitarra. Al escribir, es como si tocara una canción. Y también cuando camino, es como si fuera escribiendo. Es, de hecho, ir escribiendo y leyendo, pues el mundo que veo y del que participo, es en buena medida escrito por mí con mis pasos.

Los pasos son no solo los dados con los pies, sino con el propio andar por el mundo, que es escribir y leer. Las hojas de otoño en el piso que parecen estrellas, son la imagen del cielo en la tierra. Caminamos en medio de estrellas que están en la tierra que pisamos. Y el salmo 23, que leí con mi padre hoy dos veces, fue un momento muy lindo.

La sensación que su mirada expresó, fue de una naturaleza tal que no la puedo describir, pero fue muy buena. Era como de paz, y de confianza. Una profunda confianza en Dios, y alegría. El día ya va terminando, y otras alegrías me alcanzaron y todavía están en mí, y las agradezco. Son originarias de mis hijas e hijos, de los cuales me enorgullezco, y cuyas vidas son una luz para mí. Una vida que viene desde adentro.

La Quinta Pata

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