domingo, 17 de agosto de 2014

El Gaucho Juan Bautista Bairoletto

Eduardo Paganini (Baulero)

Una vez abierto un libro como el del maestro Félix Coluccio, se hace difícil cerrarlo rápidamente y más aún si contiene información sobre nuestro pasado, como es el caso de Bairoletto, polémico poblador del sur de la provincia en la primera mitad del siglo pasado.

Cuando se edita el libro, León Gieco no había creado ni difundido todavía su famosa canción “Bandidos rurales” que menciona a Bairoletto como uno de sus protagonistas, y además pone sobre el tapete el tema de la contienda entre el bandolerismo y el poder instituido [i].

Juan Bautista Bairoletto o Juan Bautista Vairoletto o José Ortega Bairoletto, más conocido por El gaucho Bairoletto, en cuyo prontuario se registran algunos alias, como Marcelino Sánchez, Martín Mirando y El pampeano, y a nivel popular bautizado como El Robin Hood, El Atila de la Pampa y San Bautista Bairoletto, nació el 11 de noviembre de 1894 en la ciudad de Santa Fe. Era el segundo de los seis hijos que tuvo el matrimonio de Victorio Bairoletto y Teresa Bondino, inmigrantes italianos.

La familia se radicó en la provincia de La Pampa, en una zona triguera que abarcaba Castex y Monte Nueva.

Tuvo una infancia no muy feliz, agravada por la muerte de su madre siendo apenas un adolescente, De joven tuvo problemas con la policía. Fue a la prisión acusado de homicidio, pero salió en libertad hacia 1921. Su vida transcurrió bastante tumultuosa, en ambientes prostibularios, comités y casas de juego. Convertido en salteador, sostuvo tiroteos con la policía en los alrededores de Castex primero, y luego en otras localidades de La Pampa y provincias vecinas.

Su existencia, que adquiere carácter legendario y tiene honda repercusión en el ámbito popular, llega a configurar un verdadero mito. La gente lo ayuda a huir, le hace llegar mensajes cuando se refugia en algún monte, le proporciona alimentos. Y Bairoletto, que no era codicioso ni buscaba amasar fortuna, acrecienta su personalidad al convertirse en una suerte de vengador de los sufrimientos de sus amigos, que no eran pocos en un ámbito social todavía sin conformarse definitivamente.

Según era voz corriente, no robaba —algunas veces muerte de por medio— para él solo, sino que repartía lo obtenido entre sus amigos, protectores y gente necesitada.

Ya en la década del 30 no hay asalto, pendencia o muerte de la que no se le haga responsable. La policía le sigue el rastro, llegando casi siempre tarde, justo cuando Bairoletto, ya alertado, emprendió la fuga. Es una sombra, un fantasma y azote. Desaparece de Castex, aparece en el desierto puntano, comete desmanes en Villa Regina, Río Negro, se le ve por General Alvear, en Mendoza, etcétera.

Finalmente se organiza otra persecución a comienzos de la década del 40, dispuesta a terminar con él, ya que Bairoletto había tocado la sensibilidad profesional de sus perseguidores. Y el 14 de setiembre de 1941, en General Alvear, es sorprendido y muerto en horas de la madrugada.

Pero Bairoletto, “el último bandido romántico”, no muere, porque ya su muerte vivía en la leyenda de su pueblo. Fue velado, a pedido de amigos y protegidos, en el comité demócrata de General Alvear, Mendoza. Asistieron al velatorio miles de personas procedentes de La Pampa y de Mendoza. Luego sus restos fueron llevados al cementerio local, donde permanecen en el interior de un pequeño mausoleo levantado con contribuciones voluntarias y públicas, hoy convertido en “santuario”.

Hasta allí acuden, en reiterados y patéticos actos de fe, hombres y mujeres de todas partes, a cumplir promesas con flores, crucifijos, muletas, placas y objetos diversos. Piden a Bairoletto que proteja a sus familias, que no les haga faltar el trabajo, la salud, el amor y la paz.

Los ex votos son de ofrenda, como los señalados, y de sacrificio, ya que de rodillas recorren muchos devotos la distancia que va de la entrada del cementerio a la tumba.

Se le atribuyen numerosos milagros y no ha faltado quien propusiera la canonización oficial de Juan Bautista Bairoletto.

Proyección Artística [ii]

La proyección artística de El Gaucho Bairoletto es una de las más amplias en el campo de las canonizaciones populares.

Su vida aparece en la novela de J. C. Marcelo Calvo titulada Bairoletto; y en una obra de teatro: Lo llamaban Bairoletto, de Telma Cevallos. En las artes plásticas tenemos un Dibujo de Bairoletto, de Aquiles Badillo. En la música popular pampeana, su nombre vuela en camperas, milongas y décimas, entre cuyos autores se encuentran Antonio Echeverría, Juan Carlos Bustriazzo Ortiz, Arbelo y Gobi, Gustavo Coria y Lázaro Montes.

Y por fin el cine: se está rodando este año (1985) El rebelde Bairoletto, con roles protagónicos de Arturo Bonin y Luisina Brando y dirección de Atilio Polverini.[iii]

Algunas elaboraciones artísticas posteriores al artículo de Félix Coluccio:

Vieja Cepa, El gran romántico, Rock de Gral Alvear, Mendoza.


Saul Huenchul, payador de Tandil, Buenos Aires, El gaucho Bairoletto, Vals criollo


Grupo de Teatro Callejero CARACU, Bairoletto, Hijo del Viento


Fuente: Félix Coluccio, Cultos y canonizaciones populares de Argentina, Ediciones del Sol, Buenos Aires, 1986. Colección Biblioteca de Cultura Popular.

[i] Para quien quiera profundizar esta temática puede hallar vasto material en http://www.elortiba.org/bandidos.html

[ii] La temática del bandolero rural ha tomado gran impulso desde el año de publicación del presente artículo hasta la fecha, como consecuencia de ello hay infinidad de elaboraciones estéticas sobre la historia de Bairoletto —además de estudios de perfil académico— razón por la cual al final consignamos algunos link para actualizar el ítem.

[iii] La película se llamó en definitiva Bairoletto, la aventura de un rebelde y puede verse en la página sugerida en nota 1.

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario